En un control de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) realizado a la altura del kilómetro 244 de la RN5 (provincia de Buenos Aires), los agentes detectaron a un conductor con 2,24 gramos de alcohol en sangre.
El hombre fue sancionado, se retuvo su licencia, y ahora deberá afrontar una multa cercana a $1.700.000. Además, la Justicia podría inhabilitarlo para conducir hasta por dos años.
Durante el procedimiento, el conductor reconoció haber tomado cerveza antes de salir a la ruta y que planeaba recorrer más de 600 kilómetros desde Santa Rosa (La Pampa) hasta Buenos Aires. Intentó justificar su estado diciendo que no había tenido “una noche buena”.
“Tomé cerveza, no tuvimos una buena noche y mi compañero se estaba durmiendo. Veníamos de trabajar y le dije ¿‘querés que maneje yo?’. Manejé un rato y justo nos pararon. Él no estaba tomando alcohol, tiene cero”, le dijo el conductor al inspector.
El alcohol altera la coordinación, reduce la visión, deteriora el juicio y vuelve más lentos los reflejos. Conducir en ese estado no es una imprudencia: es poner vidas en riesgo.