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“Viví 6 años en la calle”: Karen Cooper contó cómo sobrevivió al abandono de su mamá y a vivir con 5 años en una plaza junto a su papá adicto

Abandonada, maltratada y sin techo en su infancia, la joven actualmente de 19 años, transformó su historia de supervivencia en una poderosa lección de resiliencia, perdón y autoliberación. Hoy acompaña a otras mujeres desde la empatía e inspira a sanar el pasado para convertirlo en impulso hacia una vida con propósito.
 

Por Redacción

Miércoles, 22 de octubre de 2025 a las 11:18

Detrás de su imagen de resiliencia, Karen Cooper esconde una infancia marcada por el abandono, el maltrato y seis años de vida en la calle. Su relato, conmovedor y brutal, es una lección de supervivencia y la prueba de que la historia no puede limitar por siempre a un ser humano.

Su voz, cargada de convicción, no solo cuenta su historia, sino que busca ser la “portadora de voz de esas personas que hoy no la tienen”. A sus 19 años, esta joven referente en motivación y desarrollo personal, vivió un infierno que comenzó con el amor incondicional de su padre y terminó en el trauma de la calle y la violencia familiar.

Nacida en La Plata, creció entre la carencia y la discriminación: “Mi mamá tenía 17 años cuando me tuvo”. La historia de Karen Cooper es una cadena de sucesos que la llevaron, desde muy chiquita, a una realidad de extrema vulnerabilidad. A los tres años, sufrió el abandono de su madre, lo que la dejó al cuidado de su abuela. “Mi abuela me discriminaba por ser morochita. A mi hermana le entregaba todo y a mí me insultaba”, recordó en una entrevista.

La diferencia era tan marcada que, mientras su hermana iba al jardín, Karen salía a juntar cartones con su abuelo. El quiebre llegó a los 5 años cuando su padre, a quien idolatraba, la rescató y le mostró “la vida de una niña, lo que de verdad tenía que vivir”. Pero esa felicidad duró poco. Su padre cayó en una fuerte adicción a las drogas, una situación que lo llevó a tomar una decisión desesperada: vivir en la calle. 

Durante seis años, su hogar fue alternando en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre las plazas de Belgrano y Chacarita. Entre cartones, frío y miedo, aprendió a sobrevivir y a sostener la rutina escolar como refugio. Pero incluso allí, el bullying la perseguía: algunos compañeros la veían despertar en la plaza antes de entrar a clases y la distancia no tardó en llegar. Su padre, marcado por la adicción, alternaba momentos de ternura con episodios de violencia. “Yo soy el ejemplo que vos no tenés que seguir”, le decía, con una tristeza que ella todavía recuerda.

“Nos fuimos a vivir a la calle, fui a pedir a los trenes para sustentar sus drogas”, relató Karen.

Romper el círculo:

Con apenas 15 años, Karen decidió romper el círculo. Se alejó de su padre y comenzó un proceso de sanación que combinó fe, psicoterapia, coaching y acompañamiento a otras mujeres. Hoy, convertida en mentora, ayuda a quienes atraviesan duelos, heridas emocionales o pérdidas de autoestima. “Me dedico a trabajar el amor propio, la salud física, mental y espiritual”, contó. 

“Soy una mujer que pudo resignificar su historia y hoy soy la voz de muchas personas. La voz de las personas que están en situación de calle, que la están pasando mal o están en una situación económica muy fea”, dijo.

Y agregó: “También soy la voz de esas mujeres o personas que han sufrido violencia, que tienen rencor por sus padres. Soy esa persona que puede hablar desde el amor y que comunica el perdón y el amor incondicional”.

Su historia no es solo un testimonio de dolor, sino de transformación. Desde la misma inocencia que logró conservar, Karen aprendió a resignificar su pasado y transformarlo en una guía para otras mujeres que buscan reconstruirse.

”Lo amo con locura:”

En un tramo de la nota, expresó su amor por su papá, incluso siendo esa persona que la golpeó por tres años todos los días.

“Sí, mi papá le dio otro significado al amor porque es hermoso amar cuando está todo bien. Lo elijo, elijo ese amor. Pero a mi papá lo amo por haber sido parte de mi historia. Lo amo porque, a pesar de todas esas cosas, él tuvo la valentía de que cada día decirme: “Yo soy el ejemplo que vos no tenés que seguir”, relató.


“Y él me lo decía como podía, a veces tartamudeando, a veces borracho, con casi un coma alcohólico, siempre me decía lo mismo y me ha marcado tan fuerte que me convertí en todo lo contrario a mi papá. Y yo le agradezco y todo ese agradecimiento se lo doy con amor. Y amor, amarlo, no significa que yo hoy me tome unos mates con mi papá, está todo bien y me olvide completamente lo que pasó. Él tuvo que transitar su proceso y lastimosamente yo estaba ahí en ese proceso y me tocó transitar todo eso, pero capaz también era mi proceso”, agregó.

Además contó que está recuperado de las adicciones: “Sí, mi papá va a la iglesia, se encontró con Dios y cambió su vida. Siempre fue muy inteligente, ahora la está aprovechando, está haciendo su vida y está experimentando nuevamente. Yo siempre digo que ahora está siendo un niño. Porque él también tiene una historia muy difícil y ahora está permitiéndose ser un niño sin la responsabilidad que tenía sobre mi vida. Ahora está él haciéndose responsable de la suya”.

El mensaje a quienes están en situación de calle:

“Si creés que ese es tu destino, yo pude salir y vos también podés. Pero tuve que pagar un precio. Y el precio es tomar una decisión. Una decisión que requiere de muchísima valentía y es decir: “Yo no elijo esto”. Es muy difícil porque uno se queda resignado en un sentimiento de ya está, estoy cansado. Pero un porcentaje de fuerza lo tenés que utilizar para eso. Tenés la posibilidad y tenés todo para salir. Solamente se requiere de ganas. Yo pude. Vos también podés”, reflexionó.

Tres lecciones que la acompañarán por siempre:

Hoy, como mentora, Karen comparte el aprendizaje más profundo de su proceso para ayudar a otras mujeres:

- El pasado no te define: “Tu pasado no te define para nada, sino que te prepara para tu verdadero propósito”.
- El perdón es liberación: “El perdón no es justificar, sino que es liberarte. Vos no tuviste la culpa de lo que te hicieron. ¿Por qué tenés que cargar con ese dolor?”
- Sanar es volverte a amar: “Sanar no es olvidarse, es volverte a amar con lo que fuiste y con lo que sos hoy”.

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