Sebastián Chollet es un tapizador artesanal de vehículos antiguos. Su oficio es, además de gratificante a los sentidos, una rara actividad, casi única en el Gran Buenos Aires. Los trabajos de Chollet son valorados por los restauradores debido al meticuloso talento con que este “coffeur” de la aguja y el cuero recupera automovíles que para muchos, eran solo chatarra.
A pesar de ser hijo de uruguayos, Sebastián nació al otro lado del “charco” en la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente está casado y tiene dos hijos Luca de 15 y Ailen de 13 años.
Desde chico fue un fanático de los paseos en bici siempre en compañía de su gran amigo y compadre Aldo: “Nos pasábamos todo el día juntos” recuerda apoyado en la butaca recién terminada.
¿Cómo empezaste en este oficio? ¿Cómo te decidiste por este trabajo?
Desde chico trabajé en varios lugares hasta encontrar lo que realmente me gustaba. Estaba entre carpintería o cualquier trabajo relacionado con lo artesanal, fue así que comencé a trabajar en una fábrica de muebles antiguos y me gustó mucho. Me di cuenta que eso era lo que yo estaba buscando o, algo relacionado con eso. En mi casa mi mamá, que siempre se dedico a la costura, me enseñó a coser y desde ahí empecé a buscar trabajo relacionado con la tapicería en general: fui reparador de calzado, trabajé en fabrica de sillas, cosiendo cartucheras en casa.
¿Y tu propio negocio, cómo lo lograste?
Fue entonces que con mi hermano nos pusimos una tapicería en mi casa en donde empezamos a trabajar con todo lo relacionado con autos clásicos y antiguos. Después de unos cuantos años decidí montar mi propia tapicería y desde entonces me dedico hacer todo lo que mas me gusta con la ayuda de mis seres queridos.
¿Cuál es el camino para aquellos que eligen dedicarse a la tapicería?
Con respecto a la enseñanza no hay un lugar en donde te enseñen este oficio, se va aprendiendo con los años y mucha paciencia, porque siempre hay algo nuevo. También es necesario poder desarrollar la imaginación. Hay que ponerle mucha fuerza de voluntad porque hasta el mas mínimo detalle tiene que estar perfecto.
Cuando armé mi propia tapicería fue algo que me llevó un gran esfuerzo, gracias a ellos pude lograr mi gran sueño, en donde con mucho empeño realizo los trabajos para mis clientes y lo cual me da mucha satisfacción, especialmente saber que el trabajo quedó como se pide y que cada cliente se va conforme.