En fin. No dijeron nada que cualquiera que mira un poco de fútbol no supiera. Con esos jugadores cualquier club estaba en condiciones de realizar una muy buena campaña.
Sin embargo, no contaban con el tiki taka de Angelito, sus confusiones, sus malas decisiones y su estrategia que ya nadie es capaz de comprender. Ni con sus despistes, sus inusitados y cotidianos arranques de ira, sus peleas y sus histeriqueos continuos.
Después de 14 jornadas, Ríver sigue en promoción, seis puntos debajo de Huracán y a doce puntos de la cima del torneo, liderado por Estudiantes.
Ayer tenía una prueba de fuego en Floresta, una final. Angelito pretendía que ese partido, crucial en la lucha por el descenso no se jugara en All Boys. Hizo lobby hasta donde le dio, pero se nota que ya nadie le hace caso. Ni los que deciden en los cambios de escenario, ni los dirigentes millonarios que no sabían como sacárselo de encima, ni los jugadores que no terminaban de digerir las insólitas alineaciones con que salía a jugar cada vez que Ríver se presentaba, y digo se presentaba porque no jugaba a nada, ni al tiki taka ni a la bolita. Y volvió a perder.
Los referentes ya no lo respetaban, los chicos lo miraban con desconfianza y la tribuna lo re puteaba. Pasarella ya tiene apalabrado al Tolo Gallego y si se cae lo de Américo, el Pelado Díaz es número puesto. Lo peor, que es lo mejor que hace, tampoco lo hace más, pobre Angelito. Ya ni en su blog escribe.
8 de noviembre de 2010