Son estudiantes, profesores, psicólogos, historiadores. Pero dos días a la semana se entrenan para convertirse en caballeros – y damas – de la Edad Media. Ataviados con sus rodilleras, cascos y guantes protectores, los jóvenes – y no tan jóvenes – se lanzan, a patada y rodillazo limpio, sobre sus “enemigos”: compañeros que resisten los golpes, cubiertos con grandes escudos de gomaespuma y cuerina. Algunos de ellos repelen el ataque. Otros, retroceden y hasta sufren alguna estocada con las armas, acolchadas y encintadas, de los luchadores.
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“Más arriba esa rodilla”, se le escucha gritar al entrenador, un hombre alto y corpulento que parece salido de la leyenda del Rey Arturo, con su barba, su cabeza rapada a los costados y su “cresta” en el medio. Pero, en la vida real, es un dibujante técnico de Tres de Febrero. Cada tanto a él, como a los demás, les toca competir en un torneo. Entonces cambian los equipos protectores por armaduras, los cascos por yelmos, los escudos amortiguadores por pesadas estructuras de metal y las armas acolchadas por espadas y mazos. Y buscan la gloria con el Bohurt, un exigente deporte que tuvo su apogeo entre finales del Siglo XII y el XV.
La Compagnía del Lobo Negro, de la zona Oeste del Conurbano bonaerense, es uno de los 14 clubes del país dedicados a la Batalla Histórica Medieval (HMB, por sus siglas en inglés), y uno de los grupos fundadores de la Federación Argentina de esta disciplina, la primera de su tipo en Latinoamérica. “Hace poco más de un año empezamos el club siendo cuatro personas, y hoy ya somos 25. La gente se suma a través de Facebook, hay de todas las edades: van desde los 15 años hasta los 50”, explica a 24CON Nicolás Ariel García, vicepresidente e instructor de combate, mientras se toma un descanso de la práctica, en una cancha de básquet de El Palomar.   
“Yo entreno a los chicos con el método que estudié, que es el Krav Magá, el sistema de combate del ejército de Israel. Es un tipo de lucha contra múltiples oponentes y en situaciones de estrés, entonces es perfecto para aplicar al Bohurt, sólo hay que sumarle la armadura y el arma. Otros clubes tienen instructores más dedicados a la esgrima o al combate medieval antiguo”, detalla Nicolás, y debe cortar la charla porque uno de los aprendices, al lanzar una patada, chocó contra un alambrado y se hizo un corte en la nariz.
Además del entrenamiento, a los miembros de la “manada” se les recomienda hacer trabajos físicos en el gimnasio. Es que, para meterse en esta disciplina, se necesita bastante más que el gusto por los caballeros heroicos y las historias fantásticas del Medioevo. “Esto no tiene mucho que ver con Game of Thrones y El Señor de los Anillos, es un deporte muy duro. Los fanáticos de las series y películas, por lo general, lo disfrutan estéticamente, pero no les gusta recibir golpes. Igual hay algunos que vienen atraídos por eso y, de a poquito, los vamos transformando”, comenta el profesor. Mientras tanto, la nariz del chico accidentado sigue sangrando. 
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Las reglas de la HMB son simples. Hay rounds, un árbitro y un jurado, como en el boxeo. En las categorías individuales, se suma un punto por cada golpe al rival con el arma. En las categorías grupales – el Bohurt propiamente dicho, la especialidad de los lobos – gana el equipo que derriba a todos los contrincantes, o que triplica en número al oponente.
A la hora de aplicar los conocimientos, las compañías más grandes organizan los torneos locales, varias veces al año, en gimnasios o espacios al aire libre. En ocasiones incluyen además ferias medievales, para atraer a más espectadores, “no sólo a los que quieran ver a dos chabones matándose”.  En la última competencia porteña, hecha en julio, el grupo del Oeste resultó campeón.      
Aunque en Europa la HMB se desarrolla hace más de 10 años, a nivel local arrancó entre septiembre y octubre de 2012, cuando Nicolás, Martín Angiolillo – actual presidente de Lobo Negro y de la Federación –, y algunos otros amantes de la recreación de la lucha épica contactaron a la Confederación Internacional, con sede en Rusia y Ucrania. Así, se organizaron y consiguieron la invitación al mundial Battle of the Nations de 2013, que se hizo en Francia.    
La experiencia de los cinco luchadores que participaron - uno de Córdoba y cuatro de Buenos Aires – resultó “un desastre: no ganaron ni un round de ninguna pelea, nomás en la primera etapa.  Era la primera vez que los chicos competían, y debutaron con equipos que venían de hace años. Las armaduras eran pesadísimas, no se podían mover. Fue un ‘vayan y, si sobreviven, nos cuentan’. Por suerte no se lastimó ninguno. Y eso sirvió para que, al volver, formaran los clubes acá”, cuenta Nicolás. 
Así, con Córdoba Medieval (Acero y Sangre) ya formado, se sumaron Lobo Negro, CECM (Centro de Entrenamiento de Combate Medieval) en Capital y Valherjes en la zona Sur (Lanús). Con el asesoramiento de estos fundadores, en el Gran Buenos Aires se fueron incorporando Invictus (Capital), La Última Guardia (Vicente López, zona Norte) y La Guardia del Oso (La Plata). Actualmente, unas 150 personas forman parte de la actividad a lo largo y ancho del país.
El crecimiento sirvió para que, en junio de este año, el papel de los argentinos fuera muy superior en el Battle of the Nations de Croacia. “Salimos séptimos, fuimos la revelación”, asegura el instructor. “Y el año que viene vamos para comernos a todos.  Lamentablemente, como es un deporte amateur, van al mundial los que tienen la plata para ir”, aclara. 
La competencia, claro está, nunca es fácil. “Rusia es la nación a la que apuntamos como referencia, es invicta y totalmente involteable: ganó todos los Battle desde 2010”, dice Nicolás. “A República Checa nunca le podemos ganar, es el rival a vencer. Este año, por el calor que hacía, Inglaterra no se presentó a la batalla contra nosotros. Fue lo que más nos lamentamos, porque les queríamos dar una paliza. No tenían ninguna chance”, asegura, confirmando que la rivalidad con los británicos se extiende mucho más allá del fútbol. 
 
Los luchadores también tienen que lograr que su equipo sea históricamente correcto: no puede ser una armadura de fantasía ni estar basada en una película. Cada uno elige el período y la región de la que proviene su traje, su yelmo, su escudo y su arma, y debe respetarlo en todo el conjunto. 
A pesar de que las mujeres cuentan con una destreza y fuerza distinta a la de los hombres, en la lucha medieval no se hacen distinciones. De hecho, las armaduras son las mismas, con pesos de entre 35 y 40 kilos. “Históricamente, la mujer no estaba en las batallas, pero hay documentos que hablan de pocas excepciones, como Juana de Arco. En la fantasía de las películas, las chicas usan corsets de acero, pero yo me pongo eso y no puedo respirar”, grafica Martina Ochoa, una de las cuatro peleadoras del país y una de las tres que integran el club Valherjes de Lanús.  
En un ámbito extremadamente machista, Argentina fue el gran impulsor de la participación femenina en combate. En el Mundial, por ejemplo, no permitían que las chicas compitieran, hasta que, en 2013, el equipo nacional se presentó con una capitana mujer, Adriana Di Francesco. Si bien no le dejaron comandar a los hombres en ese momento, ella fue quien metió presión y convenció a sus colegas de otros países para que, este año, el Battle of the Nations finalmente incluyera una liga femenina para la categoría individual.
“Hay otros torneos internacionales importantes, como el de Austria, que sí incluyen equipos mixtos, para que las mujeres podamos luchar en categorías grupales. En el ‘uno a uno’ no hace falta tanta fuerza, sino más agilidad. En cambio, en el Bohurt se necesita el peso y la brutalidad. Eso es lo que yo más disfruto, la brutalidad. Desde chica hago deportes de contacto”, cuenta a 24CON Martina, aunque reconoce que esta disciplina “no es para cualquiera”. 
“Es muy normal que la mujer le tenga miedo al golpe, y eso es peligroso. Además, tiene menos fuerza que el hombre, no es fácil levantar una espada de kilo y medio. Pero los entrenamientos sirven para aprender y quitar esos temores, porque los chicos nos respetan, no hacen diferencias y nos exigen igual que a todos. Que ellos nos den el  espacio y ese primer impulso, es fundamental. A nosotras no nos gusta ser las únicas. Queremos que entren más chicas, hay lugar para todas”, invita la luchadora, hablando en nombre de sus pares. 
FOTOS: 24CON, Facebook Compagnia del Lobo Negro, Valherjes HMB y Battle of the Nations Argentina.
21 de agosto de 2014
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