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Usaron drones para dar con la banda narco de la familia Amarilla: custodiaban el territorio con gente armada a caballo

Detuvieron a cuatro sospechosos, tras 8 allanamientos en González Catán y uno en Virrey del Pino. 

Por Redacción

Viernes, 26 de septiembre de 2025 a las 07:59

Una organización narco que operaba en González Catán y Virrey del Pino fue desarticulada tras nueve allanamientos realizados por la Superintendencia de Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado.



Los investigadores detuvieron a cuatro sospechosos y secuestraron drogas, armas de fuego, municiones y más de dos millones de pesos en efectivo, informaron fuentes policiales y judiciales. Los narcos custodiaban el territorio con gente armada a caballo. 

El procedimiento incluyó un despliegue táctico, con drones con cámaras térmicas, apoyo aéreo y múltiples allanamientos, lo que permitió restablecer la seguridad en la zona. 

El operativo se concretó en el marco de la causa por infracción a la Ley 23.737, con intervención de la UFI N°14 de Fernando López y el Juzgado de Garantías N°6 de Carina Andrijasevich, del Departamento Judicial La Matanza.

Los procedimientos permitieron la aprehensión de Bernardino Carlos Guerrero Sotelo (58), Roberto Claudio Sánchez (37), Flavia Daniela Sejmcurri (34) y Daiana Belén Farías (33), quienes tenían roles definidos en la estructura delictiva vinculados al abastecimiento, fraccionamiento y ocultamiento de estupefacientes y armas de fuego.

Entre los elementos secuestrados se destacan 406 gramos de cocaína fraccionada, más de un kilo de marihuana en ladrillo y cogollos, 20 plantas en macetas, una escopeta Beretta, dos pistolas Bersa y un revólver Smith & Wesson con pedido de secuestro activo. 



También incautaron celulares, DVR, una caja fuerte, balanzas, una máquina contadora de billetes, municiones de distintos calibres, elementos de cultivo tipo invernadero y dinero en efectivo por $2.256.171, además de 1.002 dólares y 190 euros.

La investigación, iniciada en agosto pasado, permitió establecer que la organización había ocupado el vacío territorial dejado tras la caída de otra banda narco desarticulada en abril en la zona conocida como “La Cascotera/La Tosquera” y el barrio 19 de Septiembre.

Tras la caída de aquella estructura, el vacío territorial y logístico fue rápidamente ocupado por la familia Amarilla, quienes aprovecharon la infraestructura delictiva precedente para reorganizarse, fortalecer su logística operativa y arbitrar una nueva cadena de abastecimiento, fraccionamiento y distribución de estupefacientes con sus propios recursos, consolidándose en el barrio 19 de Septiembre como punto estratégico y epicentro del narcomenudeo.

Según las fuentes, las tareas de inteligencia evidenciaron un proceso de resiliencia criminal y sucesión jerárquica, donde los vacíos de poder generados por la desarticulación de una estructura son rápidamente aprovechados por otros grupos con antecedentes y capacidad de reorganización, manteniendo la continuidad del negocio ilícito.

En ese marco, también se incorporaron denuncias vecinales que daban cuenta de enfrentamientos armados, venta de drogas y delitos conexos como robos agravados, lo que confirmó el control territorial y la jerarquía definida dentro de la nueva organización.

Ante la ruptura de la estructura primaria, los socios del cabecilla conocido como “El Pipa”, actualmente prófugo, consolidaron el negocio ilícito con la familia Amarilla al frente. La investigación identificó a un líder señalado como N.N. Amarilla, acompañado por Guerrero Sotelo Bernardino Carlos, alias “El Paragua”, Daiana Belén Farías, Dos Santos Leonardo (vendedor modalidad delivery) y Roberto Claudio Sánchez, alias “Robertito”, encargado del acopio de armas y fraccionamiento. Los allanamientos determinaron además que los inmuebles utilizados tenían funciones específicas en la cadena de abastecimiento, seguridad y distribución.

Según las pesquisas, la nueva estructura era liderada por un prófugo identificado como integrante de la familia Amarilla, con antecedentes en delitos de narcotráfico, que habría asumido el control del negocio ilícito tras la detención de “El Pipa”, cabecilla de la organización anterior.



Fuentes de la investigación precisaron que la banda contaba con roles definidos en abastecimiento, seguridad y distribución, además de centros de acopio y ocultamiento, incluso con un pozo camuflado en un domicilio allanado de urgencia en González Catán.

Los investigadores remarcaron que el operativo tuvo “resultados altamente positivos” y que la captura del líder prófugo constituye ahora la diligencia esencial para completar la desarticulación de la estructura criminal.

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