Un kiosco chaqueño que ya había puesto la reja por seguridad fue víctima de un intento de robo por parte de un ladrón contorsionista.
Todo comenzó cuando el delincuente junto a un cómplice se apostaron en la puerta del comercio. Al ver que la empleada se iba para el fondo dio un salto acrobático para meterse por un hueco que estaba en la altura y medía poco más que una botella de gaseosa.
Una vez dentro se puso la remera sobre la cabeza a modo de capucha para evitar ser visto. En el momento en el que tomó algo, la trabajadora lo vio y comenzó a correrlo.
El delincuente salió con otro salto pero en el camino perdió parte de lo que había robado. Luego se fugó corriendo por las calles de Villa Ángela junto a su compañero.
La empleada, visiblemente enojada e impotente, pidió por la policía.