Lo que comenzó como un proyecto para construir un barrio de lujo, a puro glamour, una universidad, su propio centro de asistencia médica, y hasta un hotel, hoy está abandonado y casi en ruinas, pero servirá como hospital de campaña para el coronavirus. Este elefante blanco que fue construido íntegramente durante la gestión de Nicolás Ducotte y luego debió congelarse cuando explotó la causa judicial, ahora podrá reutilizarse con una buena causa.
El enorme predio está estratégicamente ubicado en Pilar, pegado al kilómetro 46.5 de la Panamericana, y tras un acuerdo entre Nación, Provincia y el Municipio se estima que en 20 días podrán tener 1000 camas disponibles para cuando aumenten los casos de coronavirus.
Por orden del intendente Federico Achaval ya comenzaron las obras en esa enorme construcción que había quedado en el olvido. Son 6.000 m2, con 6 pisos y que tras las obras, permitirán a los vecinos de pilar tener otras 1.000 camas disponibles para paliar la pandemia del coronavirus.
La cara visible del megaproyecto era Mateo Corvo Dolcet, quien permanece con arresto domiciliario, y la justicia sindica como el responsable de tener los lazos con narcos colombianos y hasta la esposa del mismísimo Pablo Escobar. El emprendimiento se iba a llamar Insula Urbana, y estimaban una inversión de 400 millones de dólares, desarrollado en ocho etapas diferentes en un predio de 357.000 m2 que se distribuirían en 27 manzanas.
La Justicia federal procesó a Corvo tras una investigación del fiscal Sebastián Basso y la PROCUNAR -el ala de la Procuración que investiga delitos de narcotráfico a cargo del fiscal Diego Iglesias- por integrar una organización criminal que lavó parte de la fortuna del narco colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos, actualmente detenido en Estados Unidos y vinculado a la Oficina de Envigado, la organización que sucedió al Cartel de Medellín, una de las bandas dedicadas a la violencia y al negocio de la cocaína más temibles de la historia de Latinoamérica.
Según la investigación, la viuda de Pablo Escobar Gaviria, María Isabel Santos Caballero y su hijo, Sebastián Marroquín, fueron los nexos entre el abogado argentino y el narco colombiano. Corvo Dolcet no lo niega. Todo lo contrario: lo reconoce. Tampoco niega su asociación con Piedrahita, inversor, según él mismo, en sus negocios.