Bajo la apariencia de un club tranquilo emerge el centro de operaciones de la barra de Boca.
Cuando Rubén Suñé hizo el gol fantasma, aquel tiro libre que se clavó en el arco del Pato Fillol y consagró a Boca campeón en la final del Nacional de 1976, Rafaela Saidone gritó como cada uno de esos hinchas xeneizes que coparon las tribunas de Racing. Estaba embarazada. Y Mauro Martín, uno de los líderes de la Doce, suele jactarse de esa anécdota en su círculo íntimo. Lo hace cada vez que abre las puertas del Club Social y Deportivo Leopardi, su lugar en el mundo, uno de los aguantaderos de la barra brava.
El frente pintado de furioso amarillo, apenas matizado con franjas azules y rojas, hace imposible que el Club Social y Deportivo Leonardi pase inadvertido. Sobre la calle Cajaravilla, a metros de la autopista Perito Moreno, emerge este espacio recreativo en Villa Luro. Un bufete, una cancha de fútbol, un gimnasio y varias mesas de billar marcan el pulso cotidiano. No escapa a las características habituales de cualquier club de barrio. Allí funciona, justamente, la base de operaciones de Mauro.
Las imágenes que acompañan esta nota lo dejan en evidencia: ahí mismo, la Doce ensayó el último hit que suena en la tribuna cada domingo. También, tronaron los fuegos artificiales el día que Boca fue campeón. El último martes, cuando un hincha intentó comprar entradas para el partido que jugarán Argentina y Perú por las Eliminatorias, testimonio al que accedió Clarín, eran varios los parroquianos vestidos de azul y oro. Ahí mismo, para adquirir una localidad había que preguntar "por Mauro". Y Mauro no sería otro que Martín, claro.
Dueño del gimnasio que regentea con Gabriel, su hermano, fue el punto de conexión con Rafael Di Zeo, quien aprendió con ellos el arte del ring. Así se conocieron Mauro y Rafa, más allá de que Martín se ubicaba al costado de la Doce. Cuando Di Zeo fue condenado a cuatro años y tres meses de prisión por "coacción agravada por el uso de armas", en el marco del juicio por el brutal ataque a los hinchas de Chacarita durante un amistoso disputado en la Bombonera, el 3 de marzo de 1999, Mauro tomó el poder.
Cumplida la pena, Rafa quiso recuperar el timón del paraavalanchas. Y mantuvo una dura interna con su ex profesor de boxeo. Hasta enero de 2015, cuando llegaron a un acuerdo por el manejo de la tribuna. El cónclave se llevó a cabo en el mismo sitio en el que se vieron las caras por primera vez, el club Leopardi.
¿Es posible la convivencia entre las actividades sociales y la barra en una entidad que está arraigada a la vida de Villa Luro? En su página de Facebook se convoca a chicos de las categorías 2009, 2010 y 2011 a probarse para el baby fútbol. Detrás de la escena, Mauro se ocupa del manejo de la barra, siempre acompañado por pesados guardaespaldas.
El 22 de diciembre de 2008, la madre de Mauro, quien atendía el bufete, fue herida en el medio de un feroz asalto que le endilgaron al Uruguayo, quien intentó descabezar la cúpula de la Doce mientras Rafa estaba preso. Fue, tal vez, el episodio más violento que se registró en el club ubicado en Cajaravilla 4980. El año pasado, en la madrugada del 4 de mayo, la facción de Los Pinos atacó Leopardi con una bomba molotov.
Hoy Mauro Martín vuelve a hacer ruido en la previa de Argentina-Perú. Será en la Bombonera, tal cual resolvió la AFA. La Doce estará presente. ¿Quién les habrá conseguido las entradas?