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Cuál era el papel de Bina, la víctima con la oreja cortada

De los tres, el publicista es el único que no tenía conexión con la mafia de los medicamentos. ¿Cómo se enredó en un negocio que le costó la vida?
Viernes, 08 de enero de 2010 a las 18:26
Leopoldo Bina apareció muerto junto a Sebastián Forza y Damián Ferrón. Le faltaba la oreja: se la habían cortado. Publicista de profesión, prestaba sus servicios al Anuario Portuario, una especie de guía temática de la Administración General de Puertos sobre “el  movimiento de carga e ingreso de buques en la Argentina y el Mercosur e información sobre las terminales que operan en todo el país”, entre otros datos.

Sebastián, se sabe, era el más implicado de los tres en el negocio de los medicamentos adulterados y robados, tanto, que si denunciaba el negociado a la Justicia –como lo había intentado hacer en tres oportunidades- habría quedado tras las rejas. Y, cuando lo mataron, Forza habría elegido otros caminos para mantener el alto status de vida con el que contaban él y su mujer, Solange Bellone. Tales alternativas tendrían que ver con la compra y venta de autos, pero también, de efedrina.

Damián Ferrón, asimismo, estaba vinculado a los medicamentos a través de su sociedad con José Luis Salerno en Pharma Group, la farmacia-droguería a la que permaneció vinculado hasta el día de su muerte. La búsqueda de un mejor pasar lo había impulsado a las reuniones para vender efedrina.

Pero, ¿qué tenía que ver el publicista en toda esta historia? Ferrón y Bina se conocieron en la adolescencia en el barrio Piedrabuena, de Villa Lugano. Luego de algunos años sin verse, se reencontraron en un gimnasio y retomaron la amistad. En el verano de 2008, Bina conoció a un mejicano en un conocido bar de Las Cañitas al que habría asistido junto a Cristián Heredia, amigo y  profesor del gimnasio donde asistía Leopoldo. Se trataba de Rodrigo Iturbe, uno de los aztecas detenidos por la causa de la efedrina.

La relación entre ambos se habría fomentado a tal punto que, en una oportunidad, habrían cenado junto a Verónica Colombo, esposa de Bina, en Dandy, un paqueto restaurant de Palermo.

Sin embargo, Colombo negó al fiscal del triple crimen conocer el vinculo de su marido con Iturbe, sindicado como uno de los jefes de la banda de narcotraficantes mexicanos que habían instalado una "cocina" de metanfetaminas en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz, desmantelada en 2008 por el juez suspendido Federico Fagionatto Márquez.

Por su lado, en su declaración, el extranjero no sólo admitió su relación con Bina sino que también habría confirmado que el publicista le presentó a Ferrón, Salerno y Forza. Dicha reunión se habría entablado en la parrilla “Los Amigos”, ubicada a metros de la cancha de Vélez.

Según Iturbe, en la reunión se trató un negocio inmobiliario, aunque todo parece indicar que, en realidad, se habló de la instalación de un laboratorio clandestino (es decir, una cocina) para la elaboración de drogas, en base a la efedrina.

El papel de Bina no habría terminado allí, sino que Forza lo habría utilizado para mostrar cierta influencia en la Aduana (que, en realidad, Bina no tenía) y, también, como guardaespaldas, un ámbito donde “Leo” tendría experiencia ya que se habría desempeñado en la compañía de seguridad de un amigo de su familia: Ricardo Sladosky, un ex agente de la Federal, cuya tarjeta personal se hallaba en la billetera del joven, que aún no se encontró. Además, el teléfono que usaba Bina estaba a nombre de Sladosky.

El 7 de agosto, Leopoldo estaba en la casa de su mamá, Zulema Arruti. El teléfono sonó y él atendió. Era Forza. Lo citó para tomar un café a las 11, en Liniers, el publicista salió al encuentro y nunca más volvió.

Zulema Arruti: “Quieren ensuciar a mi hijo para limpiarse”Ahora sé que se conocieron diez días antes y estoy segurísima que no tiene nada que ver. Forza lo arrastró, no sé cómo. Lo único que sé es que el día que desaparecieron Forza lo citó a tomar un café. “Estoy en lo de mi mamá, ¿por qué?”, le dijo mi hijo. No tenían una cita previa. Lo que pasa es que quieren limpiar a gente ensuciando a mi hijo. Si él tenía algo que ver, ¿por qué los que investigan me dicen: “cuando llegamos a tu hijo, encontramos una línea muerta”? Porque él no tenía nada que ver.  Tuvieron 16 meses para juntar pruebas para detener a los responsables, en cambio en 1 día y sin evidencias, acusan a mi hijo. Yo puedo demostrar lo contrario de lo que ellos insinúan.  Nunca trabajo en la aduana.No, él trabajaba con el padre en el Anuario Puertario, una guía sobre puertos, mareas, terminales, diques, seguridad. Nunca tuvo que ver con la Aduana. No tenía ninguna influencia, si una vez quisimos ver un crucero y no nos dejaron ni acercar al muelle. La que sí tiene vínculo con la Aduana es la madre de Ferrón, que es despachante. Era un amigo de la familia, muy cercano. Ahora estamos distanciados.No.Porque Ricardo tiene una flota de celulares y le dio uno a Leopoldo.
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