Por Matías Barroetaveña*
Hace setenta años el pueblo argentino se movilizó, llenó la Plaza de Mayo y decidió que rumbo debía tomar la patria. Aquel 17 de octubre de 1945 trabajadores y trabajadoras de Buenos Aires y sus alrededores eligieron defender las conquistas laborales obtenidas y a quien las había motorizado, Juan Domingo Perón. Fue un momento bisagra, uno de esos momentos que marcan un antes y un después. Ese día se dejó atrás la Década Infame, un tiempo de fraude, explotación y dependencia económica, y se abrió un tiempo democrático, de transformaciones sociales. Los hechos de octubre no sólo marcaron los siguientes diez años si no que definieron la historia de todos los argentinos del siglo XX.
En los diez años de gobierno peronista el pueblo alcanzó conquistas impensables un tiempo atrás. Se firmaron miles de convenios colectivos, se ampliaron y crearon nuevos derechos laborales, se ganó en independencia económica, en soberanía política y, sobre todo, en justicia social. El trabajador ganó dignidad. Por primera vez la mayoría de los argentinos pudo soñar con tener un techo propio, con vacaciones, con aguinaldo, con un sistema de salud integral; pudo multiplicar su consumo, pudo ir al cine, al teatro. Se democratizó el bienestar.
Hubo en este proceso tres protagonistas claves. Por un lado, Perón y Evita, quienes decidieron apostar por el pueblo argentino, por su capacidad de trabajo. Por otro, las organizaciones sindicales, los principales aliados del gobierno peronista. La articulación entre ambos explica primero el éxito político, económico y social del gobierno y luego la supervivencia de la identidad peronista, una identidad perseguida, proscripta, prohibida durante décadas.
Mayo de 2003 fue un nuevo momento clave. Luego de años de neoliberalismo, de desindustrialización y desocupación creciente, los gobiernos de Néstor y Cristina volvieron a levantar las banderas peronistas, a democratizar el bienestar. Recuperaron derechos perdidos como las paritarias, como el salario mínimo vital y móvil, como la formación profesional. Se aprobaron más de cincuenta leyes en defensa del trabajo y los trabajadores. Los trabajadores rurales y los de casas particulares hoy tienen derechos que no tenían. El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, de la mano de Carlos Tomada, se convirtió en un aliado de las causas populares, del dialogo social y la articulación capital-trabajo. Al igual que medio siglo atrás, se transformó la Argentina.
Se volvió a colocar al trabajo en el centro de la política. Se volvió a concebir al empleo como la principal herramienta de inclusión, y de crecimiento colectivo y personal. Esa centralidad del empleo se expresa en los seis millones de puestos creados, en la defensa de la producción nacional y el mercado interno. También se expresa en las seiscientas oficinas de empleo distribuidas en todo el país, en los mil centros de formación profesional fortalecidos por el Ministerio de Trabajo, en los más de tres millones de trabajadores capacitados en oficios, en el millón de jóvenes participantes en políticas activas de empleo, en los cientos de miles que han realizado entrenamientos laborales por el Proemplear. Hoy día la Argentina cuenta con una Red de Servicios Públicos de Empleo y una Red de Formación Continua ejemplares, redes que son un orgullo para todos.
Lo realizado en estos doce años, por la senda iniciada aquel 17 de octubre, nos permite soñar con un país mejor, nos permite pensar en una agenda de desarrollo donde Argentina compita en base a la calificación de sus trabajadores y no a costa del hambre del pueblo. Una agenda que parte de la recuperación de la cultura del trabajo, que parte de un país donde el 6% del PBI se destina a la educación, un país que recuperó su independencia, su soberanía, un país más justo.
Este octubre, como el octubre de hace setenta años, es también una bisagra. El 25 los argentinos debemos movilizarlos a las urnas y elegir si continuamos por esta senda, si continuamos transformando el país, o si retrocedemos. La victoria de Daniel Scioli el 25 de octubre es el mejor homenaje que se le puede hacer al 17 de octubre.
*El autor es Secretario de Empleo de la Nación