Todavía no está definido. Hay un margen para que Hillary Clinton se recupere, pero está claro que en estos momentos corre desde atrás el caballo. La presunta ventaja inicial se perdió con una serie de resultados que se combinaron de la peor manera.
A los estados históricamente ligados al Partido Republicano, Donald Trump le sumó una serie de territorios que estaban en duda y terminaron en sus manos. Es el caso de Ohio, Carolina del Norte y muy especialmente La Florida.
Pero también está a punto de arrebatarle a los demócratas la importante Michigan. Quizás este sea el estado que termine de definir la pelea. Y el recuento es voto por voto: con el 55% de las urnas escrutadas, hay apenas décimas de diferencia a favor de Trump. Eso resultado podría ser crucial para definir el comicio.
Se ccedió al bunker de Hillary Clinton, desde donde transmitió en vivo para reportar el avance la elección. Allí, las primeras horas fueron de mucha expectativa, alegría y confianza.
Una enorme cantidad de jóvenes sobre todo se agolparon en las inmediaciones del Jacob K. Javits Convention Center. Durante horas gritaron, cantaron Hillary. Era todo alegría. Pero a medida que los resultados comenzaron a destapar este increíble elección del magnate neoyorquino, las caras comenzaron a cambiar.
La alegría se volvió zozobra. Miembros del staff y los equipos de voluntarios comenzaron a llorar por los pasillos del centro de conveciones. Todavía no estaba definido el asunto, pero no se imaginaban un escrutinio tan reñido.
Tim Kaine intentó salir a levantar el ánimo, sin mucho éxito. De Hillary todavía no hay noticias, y difícilmente las haya hasta que esté totalmente definida la elección. Un gesto de Clinton llamó mucho la atención y acaso sea una señal de lo que se espera para el final de la noche.
“Este equipo tiene mucho de qué estar orgulloso. Pase lo que pase esta noche, gracias por todo”, dijo la candidata republicana con un tono de nostalgia y resignación. Las próximas horas serán decisivas.