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Descontrol en Bariloche, entre fantasía y mito

El descontrol es parte del mito de Bariloche, no hay estudiante que no sueñe con divertirse en exceso en su viaje de egresados, sin embargo estas fantasías muchas veces no superan la etapa de idea.
Lunes, 27 de abril de 2009 a las 17:04
La fantasía es la misma y se replica casi sin matices: El viaje de egresados es la oportunidad de despilfarrar de todo: energía, excesos, gritos, horas de sueño, alcohol y otras sustancias. De todo eso hay, y de más. La realidad, como sucede a menudo, hace añicos esa "ilusión". No todo es tan "fácil" como parece.

Gastón Linares, presidente de la empresa de viajes Snow Travel, líder en el segmento de Turismo Estudiantil, explica todos los límites que existen para que la diversión sea contenida y los chicos regresen a sus hogares sanos, salvos y sobrios.

La venta de alcohol, por ejemplo, está prohibida en los hoteles y en los lugares donde están los chicos. Y se controla que esa reglamentación se cumpla. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Linares explica que en la mayoría de los casos los estudiantes se proveen de alcohol directamente desde Buenos Aires ya que los transportan en sus valijas.

“No porque en Bariloche no puedan conseguir sino porque es más caro y porque las empresas vigilamos que no ingresen al hotel con bebidas. En los boliches, si son mayores pueden tomar alcohol, si son menores no. Pero sucede que como la temporada es después de junio, muchos ya son mayores y compran ellos y le convidan a los menores. Ahí es cuando nuestros coordinadores y los padres acompañantes tratan de convencer a los chicos para que no tomen de más. "Legalmente, lo único que podemos hacer es pedirles que se cuiden".

Las medidas para controlar a los estudiantes comienzan antes del viaje, con un mes de anticipación aproximadamente se realizan reuniones con los padres y los chicos para explicarles los peligros del consumo en exceso y las medidas de seguridad, “hablamos con los padres – explica el presidente de Snow Travel- para persuadirlos de que le expliquen a sus hijos el problema del alcohol y para que revisen qué llevan en la mochila. Nosotros no podemos revisar las mochilas ni a los chicos, la ley no nos lo permite, pero si podemos cuidarlos y aconsejarlos. Por eso mismo cuando vamos a algún boliche está cerrado al público, es solo con los chicos de ese contingente como si fuese una fiesta privada, no se mezclan los grupos ni se permite el ingreso de otros turistas o lugareños”.

Además de la seguridad brindada por la empresa, los estudiantes se encuentran acompañados en la mayoría de los casos por un padre o por algún profesor quién debe valerse de la confianza que genera en los chicos para poder aconsejarles y cuidarlos. Dentro de los boliches el personal de seguridad está capacitado para tratar con jovenes además de los coordinadores quienes deben atravesar exhaustivos controles y exámenes para poder trabajar con ellos.
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