El duelo recién empieza para Olga; para sus médicos, sin embargo, es un cierre. Ya no esperan el llamado de urgencia anunciando que se en-contraron los órganos, ni están pendientes del bipper que los obliga a acercare a la habitación del enfermo en cuestión para atender una anomalía. El paciente que tuvo en vilo a estos cuatro médicos durante meses, no resistió aquel polémico trasplante.
Tras la muerte de Roberto Sánchez abundaron las entrevistas a sus médicos, explicando cuanto detalle se les pidió acerca de por qué el ídolo no sobrevivió a lo que se suponía que había sido una operación exitosa.
Pero la primera aparición pública fuera del ámbito profesional la hizo Claudio Burgos en las playas de Pinamar. El último domingo, el director del equipo de trasplante del Hospital Italiano de Mendoza, se disponía a disfrutar de una soleada tarde en el balneario CR cuando percibió que era target de abundantes miradas.
Si bien el cirujano es habitué de esas playas, este año la percepción de sus vecinos de carpa fue diferente. Ahora lo conocen como “el médico de Sandro”, y como tal, no pasa desapercibido. El murmullo de los turistas era inevitable. Es que aún retumba en mucha gente la pregunta sobre si Sandro era candidato o no para recibir órganos dada su condición de alto riesgo.
A pesar de la convicción del equipo médico de que actuaron de manera correcta, siguiendo los lineamientos del hospital y del Incucai, Burgos sabe que éste será un verano diferente.