"Llámame, trataré de poder hablar", fue la respuesta de Alejandro Verón, uno de los fundadores del movimiento religioso la Iglesia Maradoniana. Una idea que arrancó en el 2001, para rendirle culto en vida a Diego Maradona, el mejor jugador del fútbol argentino. La Iglesia creció, se expandió y sumó adeptos en todo el mundo. Fueron los que en estos años se empeñaron en hacer feliz a Diego.
Los creadores de este culto son Alejandro Verón y Hernán Amez. Reunieron a miles de fanáticos: "Nuestra religión es el fútbol y como toda religión ha de tener un Dios". Los que hicieron
"La función de la Iglesia es mantener vigente la pasión y la magia con la que nuestro Dios jugó al fútbol, no olvidarnos de los milagros que realizó en las canchas ante la mirada de todos y del sentimiento que despierta en nosotros los fanáticos, día tras día", cuentan en su página oficial.
Alejandro Verón esta destruído, casi no puede hablar. De a ratos se queda sin palabras y comienza a llorar. No puedo evitar lagrimear. Y arrancamos de nuevo. "Esto es impensado. Lo que voy a decir no lo digo con vanidad sino con el pecho hinchado de orgullo, nosotros le sacamos 19 años de ventaja a muchos que se van a subir al mito Maradona ahora, que no digo que este mal. Que vengan y se suban, pero nosotros decimos que los homenajes se hacen en vida. Después que te morís es fácil decir que fuiste el número uno o fuiste el mejor. Nadie nos podrá tildar de ingratos y oportunistas. Yo tuve la suerte y el privilegio de mirarlo a los ojos y decirle: Gracias Diego y que el tipo me de un abrazo y eso no tiene precio. No lo paga ninguna plata del mundo. Muchas vivencias, muchos mensajes, gente que te deja mensaje en el celular y ni conoces y llora".
Crearon los 10 mandamientos, el primero: "la pelota no se mancha, como dijo Dios en su homenaje" ,"no proclamar a Diego en nombre de un único club" y "Llevar a Diego como segundo nombre y ponérselo a tu hijo". Hasta un credo y El Padre nuestro: "Diego nuestro que estas en la tierra, santificada sea tu zurda, venga a nosotros tu magia, háganse tus goles recordar, así en la tierra, como en el cielo...".
Alejandro Verón se enteró de una de las noticias más tristes de su vida en la calle. "Creer o reventar, hoy terminamos de repartir a las 11:30 de la mañana la última remera por el cumpleaños 60 de Diego y justo arriba del colectivo me entero. El tipo quiso que cada uno de los maradonianos tengamos un recuerdo de él. Si no me tenes que matar para embolsar remeras y entregarlas en este momento".
Para este hincha fanático de Maradona este fue uno de los peores años. "Nosotros no lucramos con esto, esa remera era parte de una edición especial por sus 60 años. Este fue un año de mierda, hace dos meses se me incendió la carpintería y me quedé en la calle e hicimos una remera y hoy se fue la última. La semana pasada le hicimos llegar a Diego una remera y él la firmó. Sabés lo que vale esa remera autografiada y dedicada. Estoy en estado de shock, no puedo parar de llorar", cuenta angustiado.
No pueden dimensionar cuantos seguidores tienen, pero ya suman más de 93.000 en Facebook, sacaron un comunicado en la página y lo leyeron más de 5000 personas en un rato. "La gente esta esperando saber qué haremos. No llamamos ni a la clínica, porque no sumaba. Si me decían que iba y se curaba, me quedaba 20 días en la puerta del sanatorio. Hacele el homenaje en tu casa, con tu hijo, con tu vieja. No convocamos al Obelisco ni a ningún lado, estamos en pandemia".
Cuando se le pregunta si alguna vez imagino este momento, responde: "Una sola vez me lo preguntaron y no pude seguir hablando, me puse a llorar de sólo imaginármelo durante 10 segundos". Alejandro Verón es periodista de deportes, igual que Hernán Amez, otro de los fundadores, que hará hoy un programa de radio a las 20 horas, se llama Pura Pasión y sale en Laredrosario.com. No saben cómo van a hacer para poder hablar.
Uno podría imaginar que el fundador de la Iglesia Maradoniana pudo compartir con Diego muchos encuentros. Verón confesó: "Fueron menos encuentros de lo que la gente piensa y más de lo que pensé que iba a tener. Habrán sido cinco o seis. Cuando inauguró Newells la tribuna Diego Maradona, habrá sido 2002 y 2003, nosotros no sabíamos nada. Ahí le dí el carnet de la Iglesia y me dijo: ?Gracias por la Iglesia'. Me voy al túnel donde salen los jugadores y me largo a llorar y él me pega de atrás un cazote en la nuca y me dice: ?Por qué lloras'. Le digo son muchos los que quisieran estará acá. Y me dijo: ?Bueno, entonces disfrutá, no llores no seas pelotudo, anda para el hotel y charlamos tranquilos'. Fui a verlo, apenas me vio, me hizo entrar, me preguntó por la Iglesia y me dijo que nunca nos iba a terminar de agradecer. ?Yo no me creo Dios, pero si ustedes lo consideran así, yo los respeto?".
La última vez que tuvo un encuentro con Diego fue en Febrero cuando fue a jugar contra Central en Rosario. Antes lo pudo ver el 29 de octubre cuando fue a jugar contra Newells. "Lo vimos poco tiempo, lo tenían blindado y no acepto repreguntas. Fue cuando le dieron el primer trono y era la Noche Buena maradoniana, nos fuimos a la cancha a festejarlo".
Hay dos fechas que la Iglesia Maradoniana tiene en su calendario de culto. Una es el 22 de junio, día del gol con la mano de Dios a los ingleses, bautizado "Las Pascuas Maradonianas". "Es el día de la resurrección del pueblo argentino, porque ni si quiera nos iba a devolver la vida de nuestros soldados, fue una revancha, veníamos del ?82 de la Guerra del Malvinas. Fue como tocarle el culo a los ingleses, por el gol con la mano y por el mejor gol de todos los tiempos, de la historia del fútbol de esa misa noche y no nos importó abrazarnos con alguien que no conocíamos".
El 29 de octubre es otra fecha clave en el calendario maradoniano, se festeja la "Noche Buena y Navidad Maradoniana". Desde la Iglesia cuentan la historia: "Verlo en una cancha de futbol dirigiendo después de haberse retirado, que le hagan un homenaje en Gimnasia que ganó 4 a 0 y juntarse con todos los maradonianos, había mucho que lo veían por primera vez en la vida y son sensaciones que no tienen precio".
Confiesa que tiene ganas de venir a despedirlo con los fundadores de la Iglesia Maradoniana a Buenos Aires. Mira para atrás, ve todo el amor que pudieron darle a Diego en vida y señala: "Es una de sensaciones, es un legado para nuestros hijos y las futuras generaciones. Diego fue y será el más grande de todos los tiempos, habérselo dicho en la cara, no tiene precio".
No para de llorar, entre sollozos confiesa cuales son las mayores alegrías que le dio Diego: "Haber compartido cada segundo con él, las pocas veces que lo vimos y haberlo visto defendiendo la camiseta en una cancha como nadie lo hizo ni lo va a hacer".
Fuente: BAE