Los investigadores siguen dos pistas conectadas entre sí: una guerra entre empresas por la concesión del recorrido y una puja gremial entre los delegados de la línea y la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el mismo sindicato al que se enfrentan los empleados del subte porteño. El propio gobernador, que visitó el viernes al conductor agredido, dijo al diario Crítica de la Argentina que se trató de “un mensaje mafioso”.
“Abrochate el cinturón de seguridad, arrancá manejando con la mano izquierda y poné la derecha arriba del teclado de la máquina”. Eso fue lo primero que le ordenaron los tres atacantes a Fabián Verón, de 41 años, tras apuntarle a la cabeza con un revólver cuando él intentó despertarlos al final del recorrido, en la dársena de Escobar a bordo de su interno 190.
Una vez en marcha y luego de un breve forcejeo con la máquina de boletos para intentar saquearla –que los empleados del 60 consideran un simple distractivo–, uno de los atacantes forzó un volantazo que hizo subir el micro a una vereda. El coche se detuvo y otro de los hombres dijo las palabras mágicas. “Hagamos lo que tenemos que hacer y rajemos que esto se pudre”. Ahí vino el hachazo que hizo volar el índice de Verón.
La frase, que reprodujo el propio Verón ante sus compañeros y ante la Justicia, alimentó las sospechas sobre un ataque que no perseguía quedarse con la recaudación. Los delegados del 60, como los del subte, no responden orgánicamente a la conducción de la UTA. Y la firma MONSA, que administra los ramales del 60, sufre una severa crisis que ilusionó a varios grupos empresarios con un posible quite de la concesión y una nueva licitación que los favorezca.
El delegado Ángel Perticaro, uno de los 13 que representa a los más de mil trabajadores de MONSA, acusó a los dueños de la línea 720, que creció exponencialmente en los últimos cinco años en toda la zona Norte y a la que los conductores del 60 denuncian por empleo en negro y violación de los convenios laborales. “El dueño es un empresario de apellido Travi y los conductores trabajan entre 14 y 16 horas por día, absolutamente en negro y cobrando un porcentaje de la recaudación de los boletos”, denunció.
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Scioli pidió esperar los resultados de la investigación, pero admitió que no fue un asalto común después de visitar a Verón en su casa del barrio de Avellaneda, donde se reponía ayer. “El propio chofer del micro me contó que no fue inseguridad, que fue un mensaje mafioso”, dijo el gobernador.
¿Cuánto vale un dedo índice?
Fabián Verón todavía no sabe cuánto le pagará la ART por el dedo índice que perdió en el ataque del jueves por la madrugada. Pero, según calcularon fuentes de las aseguradoras, un trabajador de 41 años como él, que cobre unos 4 mil pesos mensuales de sueldo, recibiría 39 mil pesos por la amputación de la tercera falange del índice derecho. Se supone que la incapacidad resultante es del 11,5 por ciento. Si le hubieran cortado toda la mano, la indemnización ascendería a unos 160 mil. El monto depende de la edad del trabajador, del grado de incapacidad que le genere el siniestro y de si se puede recalificar para hacer otro trabajo. Si la incapacidad es mayor al 50%, al pago por única vez se le agrega una renta vitalicia mensual más los aportes a la jubilación y a la obra social, de los que se hace cargo la ART.
Según la Unión de ART, del total de accidentes cubiertos por año (unos 160 mil), sólo 1% corresponde a agresiones con armas. Entre las incapacidades que se producen, el 1,5% responde a hechos violentos. Pero entre las muertes el porcentaje se eleva al 6 por ciento.
Fuente: Crítica de la Argentina