Para muchos era una especie de superhéroe que se calzaba su capa, se subía a su corcel y llegaba a los estadios para erradicar a los barras más violentos del país. Con esa idea mágica y con una alta carga de utopía, que obviamente tenía como caballito de batalla volver a acerca a la familia a la cancha, creo su poder Juan Manuel Lugones.
Con una oratoria repleta de recursos y siempre dispuesto a gambetear algún contratiempo en vivo, en las cientos de entrevistas que protagoniza, el titular de la Aprevide se mantuvo en el gobierno de Macri y agigantó tanto su figura, que con la llegada de Sergio Berni, a manejar la seguridad de la Provincia, no aceptó la renuncia. Como indica el manual de la política cada vez que llega un nuevo gobierno, el mandamás de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte puso su renuncia a disposición, pero Berni lejos de mirar su color político, le ofreció quedarse.
No es común que en dos gobiernos tan opuestos cómo el de Mauricio Macri y Alberto Fernández un funcionario de tan alto rango mantenga su sillón y genere más confianza que miedo a traicionar la mano que le da de comer. Mucho más para un hombre tan cercano a Vidal, que fue nombrado a pocas horas que la ex gobernadora tomara el poder bonaerense en 2015.
Es innegable que algunas batallas logró llevarlas a buen puerto en su gestión, como los históricos enfrentamientos con Bebote Álvarez. El jefe de la barrabrava de Independiente por décadas y con un pasar económico tan abultado como flojo de papeles para alguien que no tiene trabajo formal, hoy cumple arresto domiciliario, pero estuvo un largo tiempo preso.
Sin embargo, todo ese imperio de poder se convirtió en un castillo de arena y desde el cielo llegó la lluvia, mejor dicho un diluvio. Es que una mujer policía que trabajaba en la agencia de seguridad, lo denunció por acoso sexual y abuso de poder. Encima, fue derivada a otro sector por no aceptar los insistentes ofrecimientos de Lugones para tener contacto fuera del ámbito laboral.
En la denuncia, efectuada en la UFI N° 15 de La Plata hace algunos días, la víctima detalla diferentes situaciones sufridas desde su ingreso al Aprevide. El documento, relata (en voz de la víctima) como Lugones fue realizando diferentes acciones con el fin de concretar una cita con la mujer, algo que no sucedió. Como resultado, la mujer fue derivada a otro sector.
"Cuando empecé a trabajar con Lugones en el Aprevide, empezó a preguntarme sobre mis gustos personales, si me gustaba comer pastas o si quisiera trabajar en las canchas. Ante eso, yo respondí que quería hacer el mismo trabajo que mis compañeros", afirma la víctima. "De manera descolgada empezó a llamarme para invitarme a cenar. Con excusas, rechazaba la invitación. Al otro día de la invitación me tenía que aguantar un trato distinto, con caras de enojo y un trato cortante, obviamente por mi rechazo", dice en otra parte de la declaración la victima, de la que lógicamente, se desconoce el nombre.
"Al tiempo, hizo una reunión en el Hotel Provincial que duró dos días, a la que asistió el Ministro, personal de AFA, protocolo y ceremonial (N. de R.: esa reunión se desarrolló a principios de abril de 2019). Él había armado la disposición de las habitaciones de todo el grupo, y a mi me tocó con una mujer mayor, compañera de trabajo. Tras la primera jornada, que terminamos tarde, a las 7 de la mañana siguiente me manda a decir por dos compañeras que él quería que fuera a su habitación a cebarle mate. Discutí con mi compañera de pieza, que me decía que fuera, y yo le dije que no era ningún gato, que fuera ella si quería cebarle mate. Al rato, me crucé con Lugones, quien me dijo que estaba preocupado y que había ido a mi habitación a ver cuánto dormía".
La denunciante aportó capturas de mensajes y audios de las conversaciones con Lugones y con otros compañeros de trabajo. En ese momento, dejó en claro que según su conocimiento, son muchas las personas que quisieron denunciar a Lugones por situaciones similares, pero "no se animaron".
EL DÍA DEL ABUSO SEXUAL
"Un día fuimos a Mar del Plata a un operativo. Íbamos en dos camionetas. Él adelante y nosotros atrás. En un momento nos hace parar en el medio de la ruta y nos dice de sacarnos una foto en la caja de la camioneta donde viajaba él. Cuando yo quiero subir a la caja, poniendo un pie en un estribo, siento unas manos en mi cola que me empujan hacia arriba y cuando miro hacia atrás, veo que era Lugones el que lo había hecho", detalla en la declaración la efectiva policial que fue víctima del acoso. Luego de detallar semejante situación, agrega: "En ese momento, le pregunté '¿qué estás haciendo?', y él me contesta 'disculpame, no me di cuenta'. Para todo esto mis compañeros estaban mirando y me dijeron '¿por qué no le diste un cachetazo?', porque era para pegarle un cachetazo".