Negrito, hoy recuerdo esos últimos días con el mismo dolor de hace 23 años. Íbamos juntos al colegio: vos como alumno, yo como docente.
Salías del aula y me decías: “Chau, ma!” con esa mirada brillosa y tu sonrisa eterna. Estudiabas ahí desde los cinco años. Ahora, con 14, reías con tus amigos, tocabas la batería en la banda de la escuela, jugabas al fútbol y al vóley.
Ese 30 de abril del año 2002, fue especial para vos y para mí. No volviste conmigo porque te quedaste ensayando con la banda, esa banda formada por tus amigos, los que volvían loco al profesor Parlagreco… ¡pero cuánto se querían!
Estabas feliz: era para un acto con los chicos del jardín, donde estaba tu hermana, Yael. Y además, los chicos de 5º y 6º año te habían elegido para jugar el partido de fútbol contra los profesores. Estabas tan contento que los invitaste a todos a cenar a casa.
Esa noche había adrenalina. Los profes, que eran mis amigos; tus amigos, muchos de ellos también mis alumnos; tu hermano Eric, Yael, tu papá y yo. Todos juntos, riéndonos, cargándose porque habían ganado los alumnos.
Después salieron, y vos nunca volviste. Al cruzar la avenida del Libertador, un auto conducido por Eduardo Sukiassian te atropelló. Venía al doble de la velocidad permitida, se pasó el semáforo y te dejó tirado. Quedaste internado en coma desde el 1 de mayo 2002 hasta que cerraste tus ojos para siempre el 8 de mayo 2002.
Siempre me pregunto qué habrás sentido. ¿Tuviste miedo? ¿Te sentiste solo?
Kevin, pasaron 23 años. ¿Por qué no puedo recordarte con la alegría que vivíamos antes?
Logramos fundar una Asociación. Cambiamos la ley vial, la ley de picadas, la ley de víctimas, la ley de Alcohol Cero. Estoy 24/7 con temas de víctimas. Pero nada, nada llena este vacío. Nada cambia este día.
Te amo. Te extraño
Tú mamy
Cambios producidos desde que mataron a mi hijo:
Después que Kevin falleció, no sabíamos por dónde empezar. Estábamos confundidos, desbordados… y mientras nuestro hijo agonizaba, su asesino ya estaba esquiando en Estados Unidos. Después supe que, antes de irse de viaje, había escondido pruebas y modificado otras, como los golpes en el auto. Tardamos 5 años en llegar a juicio. Una semana antes del juicio, falleció mi marido Carlos que tenía 50 años de un infarto. El me había dicho que no iba a soportar ver al asesino de nuestro hijo en el juicio.
Nuevamente sentimos el golpe de la pérdida. Mis dos hijos y yo tuvimos que seguir solos con el juicio y con todos los gastos que implicaba. Sukiassian solo cumplió con 2 meses de prisión.
Nosotros nunca habíamos estado en un tribunal. Nunca habíamos atravesado un juicio. Fue entonces que mi marido me dijo que fuera a una marcha de una víctima, y fui con un cartelito con el nombre de Kevin. Pero me dijeron que ahí no podía estar con el nombre de mi hijo. Sentí aún más dolor en ese momento.
Entonces Carlos, mi marido, me dijo que teníamos que formar una asociación. Pero no sabíamos bien cómo hacerlo. Tampoco queríamos una asociación con el nombre de Kevin, ni que fuera solamente por hechos viales.
Empecé a llamar a diferentes madres que nos podían acompañar en la formación de esta nueva asociación. Así surgió la Asociación Civil Madres del Dolor. Su misión: acompañar a familiares de víctimas y trabajar para mejorar el sistema judicial.
Después de algunos años, recibí el ofrecimiento de ir a Naciones Unidas en Washington, y ahí comenzaron a abrirse otras puertas. Fue así como conocí a familiares de víctimas de distintas partes del mundo: Donna, de Irlanda; Caro, de Sudáfrica; Katie, de Grecia; Rochelle, de Estados Unidos… y la lista sigue. Yo podía compartir las actividades que hacíamos en Argentina, y al mismo tiempo traer ideas desde el exterior que podían servir acá.
Así trajimos la idea de la Guía para Víctimas que ya existía en Irlanda. La idea de la bandera roja, que se usa en Asia en colegios para personas con discapacidad, y que aplicamos en San Isidro. Trajimos la barrileteada, que ya hace 10 años imitamos en los Días de las Víctimas Viales. Y muchas otras iniciativas. Pero lo que más nos interesaba era cambiar la Ley Vial.
Después me invitaron a formar parte de una ONG mundial que se llama Global Alliance for Road Safety. Comencé a ir a congresos invitada por esta ONG y hace 3 años fui elegida para formar parte de Board y para coordinar a América Latina.
Cuando atropellaron a Kevin, el alcohol, la velocidad, las drogas o huir del lugar del hecho no eran agravantes. El abandono de persona se analizaba desde el punto de vista del victimario. Como Kevin estaba con dos amigos, no se consideró abandono.
Tardamos 12 años en cambiar la Ley Vial. Doce años para que Diputados y Senadores comprendieran que no es lo mismo quedarse en el lugar del hecho que huir. Logramos introducir los agravantes. Pero no pudimos modificar el mínimo de la pena. Solo se aumentó el máximo en un año en el caso del homicidio culposo. Hoy, muchos que salen a conducir borrachos, a exceso de velocidad o corriendo una picada, atropellan, abandonan… y solo reciben penas de tres años en suspenso.
Es tanto lo que hay que hacer en la parte vial que decidimos formar otra Asociación solo para las víctimas viales. Se llama Asociación Internacional de Víctimas Viales. La presido en Argentina.
Elaboramos un nuevo proyecto, que está en la Cámara de Senadores. Ya pasó por comisiones y se va a votar en la próxima sesión. Luego pasará a Diputados. Es un proyecto elaborado por los Dres. Nicodemo, Rivas y el perito Gorback desde la Asociación Madres del Dolor, y cuenta con el apoyo del grupo Estrellas Amarillas. Pedimos aumentar el mínimo y el máxima de la pena en casos viales cuando hay agravantes.
También nos reunimos con otros familiares para impulsar la Ley de Víctimas. Porque cuando un delincuente mata, al segundo tiene un abogado que lo defiende. Las víctimas, en cambio, no tienen nada. Tienen que pagar a sus abogados. Ahora, con la Ley de Víctimas, tenemos más derechos.
Junto a ONGs de todo el país, también logramos la Ley de Alcohol Cero. Porque hay que entender que, si uno va a conducir, no debe tomar ni una gota de alcohol.
Pero falta mucho. Muchísimo.
Estas leyes deben aplicarse en todo el país. Faltan controles. Faltan campañas. Falta educación vial. Falta infraestructura segura.
Falta, sobre todo, darle valor a la vida.
https://www.madresdeldolor.org.ar
Ig @perroneviviam