Resulta que, los primeros días de agosto de 2007, el Dr. Daniel Koffman, tesorero del CMM, me cita para abonarme la facturación correspondiente a mayo de ese año y, veladamente, me “sugiere” que disminuya la cantidad de consultas de afiliados de IOMA que estaba realizando. Hago la aclaración que no existe en Estatutos o en instrucciones de IOMA ningún tope estipulado para la atención de sus afiliados.
Cuando el 3 de septiembre siguiente me presento a cobrar mi facturación correspondiente a junio. Fueron 800 consultas, es decir, 15 mil pesos, aproximadamente. Sin embargo, en el Círculo me informaron que en sus registros no constaba que yo hubiese presentado tal facturación y, pese a que yo les mostraba el comprobante, el mismo al de todos los meses anteriores durante dos décadas, el presidente de la entidad –el Dr. Carlos Grebín- me indica que un sello de “recibido” había sido ¡robado! días atrás. Con esa excusa, desconoció la validez de dicho comprobante.
Para mi sorpresa, se suscita el siguiente diálogo (palabras más palabras menos):
Yo le dije: -“Poneme por escrito lo que me estás diciendo porque es muy grave”.
A lo que Grebín me responde: -“¡De ninguna manera! Primero tengo que hacer una investigación y una auditoria. Eso puede demorar meses…”.
-“Si el CMM no me reconoce hoy esta situación irregular, me estás obligando a que les mande una carta documento reclamando mi pago y denunciando la desaparición de los mis bonos”, respondí. A lo que él retrucó: -“No te lo recomiendo y, desde ya, te pido disculpas por los términos que va a tener la respuesta si mandás la carta”.
La dura conversación fue presenciada por los Dres. Daniel Koffman y Rosario Vidal Próspero de Alonso, tesorero y secretaria de la Comisión Directiva del CMM, respectivamente.
Pese a las advertencias, y asesorado por un letrado, resolví enviar la Carta Documento. Dando respuesta a la misma, el CCM reitera que en sus registros no consta deuda alguna (obviamente, no hay bonos) y me comunican que iniciarán una investigación interna y una auditoria de mis prestaciones. Asimismo, indicaron que lo que no les costaba no era la entrega de los bonos, sino la atención a los pacientes.
A partir de ese momento, comienza un derrotero de encuentros semanales con el Dr. Koffman en los que, sistemáticamente, se dilataba una solución al problema y, mientras tanto, me abonaban una suma arbitraria de bonos de IOMA que no coincidían con los prestados. Esto lo hacían sin más explicación que “se encontraban en auditoria”, que era realizada, según sus dichos, por el abogado del CMM, Dr. Jorge Fanjul, con quien me impedían comunicarme directamente.
En consecuencia, en defensa de mi trabajo y para justificar a quienes atendí en esas 800 consultas, confeccioné un listado completo con sus nombres y números de afiliación, y lo entregué en mano a la Dra. Vidal. Pero la misma incurre en la misma treta que el Dr. Grebín: se niega a entregarme comprobante alguno de la recepción del documento.
En diciembre, se produce un intercambio de cartas documento y, en una de ellas, me acusan de superposición horaria en la atención de pacientes de IOMA y OSMECON (que es la prepaga del CMM). De esa manera, mediante carta documento, me citan a una reunión en los primeros días de enero de 2008 a la que concurro con mi abogada patrocinante, la Dra. Mónica Ratinoff. Al recibirnos, el Dr. Koffman nos informa que la reunión no puede realizarse con la presencia de mi representante legal. Ante tal dispárate, reitero que se ponga por escrito lo exigido y, por supuesto, se niegan.
Entre enero y febrero de 2008, muchos de mis pacientes de IOMA y OSMECON -a los que vengo atendiendo por más de 20 años, léase familias enteras con sus hijos y nietos- me cuentan con estupor que habían recibido llamadas telefónicas de IOMA y OSMECON, para que ellos mismos les confirmaran si, efectivamente, había sido atendidos por mí y, si lo habían sido, les preguntaron por la calidad de dicha atención.
Esto llegó tan lejos que una de mis pacientes me relata con angustia que la habían citado al propio CMM y ¡que la habían presionado para que dijera que su firma en dos bonos de consulta no era de ella!
Más tarde, en abril, recibo una nueva Carta Documento en la que el CMM me informa que habían detectado irregularidades en 32 consultas de cinco pacientes de OSMECON, durante 2007. En ese mismo año, efectué alrededor de 2000 consultas de la prepaga.
Durante todo ese tiempo, se me seguía pagando de la misma forma arbitraria ya descripta y dejaron de abonarme las consultas de OSMECON desde el mes de octubre de 2007. Era evidente que todo esto se trataba de algo personal.
Pero, sorpresivamente, recibí dos pagos de todas las consultas de OSMECON que se me adeudaban. Entonces, imaginé lo peor.
A las 48 horas, recibí otra Carta Documento del CMM. Me iban a someter a un Tribunal de Honor. El mismo se realizó en junio. Luego, en agosto, me pagan la totalidad de las consultas de IOMA que me debían injustificamente. Aunque sólo me abonaron los meses de noviembre y diciembre de 2007 y enero de 2008. En cuanto a los meses siguientes, continúa el sistema arbitrario de pagos. En ese momento, tuve la espantosa sensación de que estaban cancelando viejas deudas, todas juntas, para que yo no tuviera nada para reclamar.
Así es como, el lunes 29 de septiembre de 2008, recibí la última Carta Documento en la que hacen efectiva la resolución del Tribunal de Honor y me expulsan del CMM aduciendo inconducta, daño al patrimonio deontológico del CMM, entre otras acusaciones.
Con este desenlace, me veo impedido de presentar las consultas por mi trabajo, lo cual implica un daño irreparable a mi patrimonio personal, ya que todo lo que facturo tiene que pasar, sí o sí, por el Circulo Médico de Morón u otros círculos médicos a los cuales tampoco puedo ingresar por causa de la sanción.
Además, quiero que sepan que las personas que dirigen el CMM ocupan otras funciones dentro de instituciones médicas tales como FEMECOM, Colegio de Médico del Distrito III y la Caja de Previsión y Seguro Médico.
Ignacio Alberto Carmona
DNI 13.530.715
MP 37124