Para los cocineros, freír un huevo correctamente significa pasar una prueba de fuego. En parte, porque hay que tener mucha técnica para que no se destroce ni se deforme luego de lanzarlo a la sartén. Y en parte porque la fritura, si está bien hecha, no cae tan pesada.
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Acá dejamos algunos trucos para que cualquiera pueda cocinar una de las comidas más calóricas y también más elegidas por los argentinos.
Utensilios e ingredientes:
- Se necesita que la sartén sea chica (así el huevo no se va para cualquier lado), honda y que tenga tapa. Además, hay que valerse de una buena espumadera.
- Es indispensable que los huevos estén frescos. Para saberlo, hay que sumergirlos en agua: si se van al fondo, están perfectos. Si flotan, hay que descartarlos.
- El aceite debe ser de buena calidad y preferentemente de oliva. De todas formas, hay quienes sostienen que el verdadero huevo frito no se hace con aceite, sino con manteca.
- Nunca olvidar la sal y la pimienta.
Procedimiento:
- Llenar dos tercios de la sartén con aceite y colocarla a fuego fuerte. La cantidad de aceite debe ser suficiente como para que, al lanzarlo, el huevo no toque el fondo.
- Romper el huevo en una taza, cuidándose de no romper la yema, y ponerlo a freír cuando el aceite esté muy caliente. Se puede ir chequeando con una miga de pan: si hace burbujas, el aceite está a punto para freír.
- Si se utiliza manteca, el punto para echar el huevo es justo antes de que empiece a hacer espuma. En este caso, antes de echar el huevo, además hay que mover la sartén en forma circular para esparcir la manteca por la superficie.
- Tapar la sartén durante tres minutos.
- A medida que los bordes del huevo se vayan friendo, hay que rociarlo completo con el aceite utilizando la espumadera, para blanquear la yema. Este movimiento tiene que ser rápido, para que la yema quede líquida.
- Retirar del fuego inmediatamente. Servir y salpimentar.
Si se siguen estos pasos, se podrá disfrutar de un suculento huevo frito, tentador a la vista y más "sano" que lo habitual. ¡Buen provecho!