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¿Somos autocríticos?

Jueves, 07 de mayo de 2009 a las 08:06
Por Roberto Martinengo
La forma de manejar, el poco respeto por el peatón, la intolerancia, la falta de participación ciudadana, la incultura a la hora de comprar, el no cuidar la limpieza, el poco respeto por las leyes. ¿Qué nos pasa como sociedad? 
¿Te animas a opinar?

Sin duda la Argentina es un País de opinólogos; siempre tenemos la receta adecuada para ese problema que jamás supimos como solucionar. Criticamos, decimos que cosas no hay que hacer, damos indicaciones, pero nunca somos parte del problema.
En general los argentinos, vivimos vaticinando lo que va a ocurrir y después nos vanagloriamos por el acierto, pero nunca hacemos nada para torcer el rumbo. Siempre la culpa la tiene la madre, el padre, el abuelo, la abuela, el vecino o el político de turno. Jamás nosotros somos partes del problema ¿no será ese el problema?

Cuando decimos que este País no saldrá adelante por los políticos que tenemos ¿no nos preguntamos que esos políticos son parte de esta sociedad? ¿Por qué pretender que de una sociedad enferma surjan políticos sanos? Los dirigentes políticos, los sindicalistas, los médicos, los abogados, los periodistas, los jueces, los fiscales etc..  etc…,son parte de esta sociedad, de la misma sociedad que usted y yo formamos parte.

Vemos, leemos y escuchamos datos y cifras que debieran hacernos reflexionar. Miles de muertos por accidentes de tránsito. Vemos la televisión, escuchamos la radio o leemos un diario y exclamamos ¡Algo hay que hacer! ¡Que mal que maneja el argentino! , pero salimos a la calle, manejamos y hablamos por teléfono celular, no respetamos la prioridad del peatón, somos impacientes, intolerantes, le tocamos bocina al de adelante porque no advirtió que el semáforo se puso en verde, gritamos, peleamos y puteamos por temas intrascendentes. Así vivimos los argentinos ¿o no? .

Nos quejamos por el precio de la carne, del tomate, de la leche, del pan, por lo cara que esta la televisión por cable, por el precio del queso, del aceite, la medicina prepaga, pero seguimos consumiendo y no somos capaces de defender nuestros derechos. No nos agrupamos, no entendemos que cuando existe libertad de mercado, los precios los regula el consumidor con la inteligencia a la hora de comprar. Le pagamos un “mango” más al carnicero del barrio y después alardeamos con los familiares y amigos por el asadito del  domingo. Nos quejamos de la corrupción instalada en la sociedad, mientras le pasamos un “billetito” al boletero del teatro para que nos de una mejor ubicación y encima agregamos “Mira lo que hay que hacer para ver de mas cerca la obra”.

Sin duda que a veces nos encontramos indefensos ante diferentes monopolios que no nos dan la libertad de elegir, pero también es cierto que las armas que no da la democracia aún no las sabemos utilizar. Si nos horrorizamos por la cantidad de muertos por accidentes de tránsito ¿no sería hora de comenzar a conducir en forma más consciente?  Si el precio de algún producto nos resulta excesivamente elevado ¿no sería mejor no comprarlo?

Si creemos que el señor boletero del teatro es un corrupto por pretender una coima para ubicarnos mejor ¿no sería estupendo no alimentarlo? Si los monopolios que aun existen en la Argentina, se enfrentaran a una sociedad que los denuncie ¿podrían seguir actuando con la impunidad que lo hacen? Si dejáramos de votar a esos políticos que no rompen con esos monopolios ¿seguirían ostentando tanto poder? 
 
Si Ud. es esa clase de ciudadano que se queja por la suciedad que hay en la calle, mientras tira el envoltorio del alfajor que termina de clavarse, sabe de lo que estoy hablando; si en cambio Ud., es esa clase de persona que lucha cada día por aportar esa parte que le toca para cambiar esta sociedad, también sabe de lo que estoy hablando.

Sin duda los cambios son de abajo hacia arriba. En la medida que nos animemos a participar cabe la posibilidad de acercarnos a esos cambios. Si siempre creemos que la única solución nos la va a dar nuestro Papá Estado y que nosotros nunca tenemos nada que ver, estamos “jodidos”.
Por eso la pregunta del inicio ¿ Que cosas nos molestan de nosotros mismos? ¿Seremos capaces de detectarlas, para después asumirlas e intentar solucionarlas? 

Había una vez una selva que se estaba quemando. Altas columnas de humo anunciaban el final de ciertas especies milenarias. Un pájaro colibrí iba y venía incansablemente desde el lago hacia el foco del incendio con agua en su diminuto pico, tratando de apaciguar la bravura del fuego. Un elefante, observaba la escena y cuando ya no aguantó más, increpó al pequeño pájaro y le dijo: “Eres tan estúpido para creer que con ese insignificante pico podrás apagar el incendio”. El Colibrí con total serenidad le respondió: “No, no soy tan ingenuo para creer eso, solo se que estoy aportando la parte que me toca”.

¿No estaría bueno que cada uno de nosotros aportara la parte que le toca?
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