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En Bernal también le rindieron culto al Gauchito Gil

Un santuario creado hace más de 10 años en el sur del Conurbano recibió a cientos de personas en su día.
Jueves, 08 de enero de 2015 a las 16:56

 

Ubicado en el triángulo de Bernal, el santuario del Gauchito Gil creado por un devoto hace más de 10 años recibe desde ayer a cientos de personas que piden y agradecen al "santo" popular en una festividad donde no importan las religiones ni las clases sociales.

"Yo no creía en nada. Estaba con cálculos en los riñones, muy jodido, me tenían que operar. Una noche soñé con banderas rojas aquí en el triángulo de Bernal. Cuando me desperté le pedí al Gauchito que me cure y a los dos días expulsé solo las piedritas", contó a Télam Julio, quien montó el santuario en la intersección de las avenidas Calchaquí y Bartolomé Mitre, uno de los tantos que reverencian la figura de este "santo" popular en todo el país.

A los pocos días mandó a hacer una imagen y armó el santuario con velas, flores y lo más tradicional: vino y cigarrillos. De a poco, los vecinos se fueron acercando, contando sus experiencias, colaborando con el armado de un santuario más grande hasta que llegó el primer 8 de enero y el lugar se llenó de gente.

 

En el espacio, conocido hoy como "El Paseo del Gauchito Gil", las actividades comenzaron anoche con fuegos artificiales y se extenderán hasta hoy bien entrada la noche, tras la presentación de los grupos que acompañarán la festividad con chamamé, la música tradicional de donde el Gauchito Gil es oriundo: Mercedes, Corrientes.

"Aquí la gente viene a agradecer y a pedir fundamentalmente salud, trabajo y paz", comentó por su parte Mónica, quien trabaja en El Paseo del Gauchito Gil desde hace seis años cuando, según su testimonio "le pidió que la curara de una enfermedad y el santo lo hizo".

Y añadió: "Yo creo que es un santo tan popular y tan querido porque es muy milagroso, y porque él cumple con todas las personas, independientemente de la religión que profesen y de la clase social, aunque siempre ayuda en especial a los más pobres".

Jorge, de Villa Dominico, Avellaneda, aseguró por su parte que ser devoto del correntino implica "ser una persona con fe, creer en algo, no ser un escéptico. Uno se tiene que aferrar a algo en la vida, yo lo hice al Gauchito Gil por muchas cosas y siempre me cumplió, en creer o reventar".

El hombre, que se encontraba desde primeras horas del día, aguardaba la llegada de amigos y familiares por la tarde: "acá se genera un clima de solidaridad, nadie te niega un vaso de gaseosa, un vaso de vino o un cigarrillo, son gestos que no se ven ya, ni siquiera en una cancha de fútbol".

Esperando en la cola a plano rayo del Sol, Gilda, quien vive en Sarandí, comentó por su parte que viaja todos los 8 de enero a Mercedes, Corrientes, pero que este año no pudo: "Me vine entonces aquí a agradecer y a pedir. Yo le pido estar bien y protección, para mi, para mi familia".

 

Unos pasos atrás, Paula, de Quilmes, recordó emocionada que "hace 22 años cuando estaba embarazada de mi hijo le pedí al Gauchito una casa y al tiempo pudimos hacerla, desde entonces cada 8 le prendo vela en mi casa y los 8 de enero voy a alguno de los santuarios".

Las historias sobre los milagros del Gauchito se multiplican y cada devoto tiene su experiencia a partir de la cual comenzó a homenajear a este correntino llamado Antonio Mamerto Gil Núñez, sobre cuya vida se han tejido mil historias.

"Se cuenta que era un gaucho que le robaba a los ricos para darle a los pobres, hasta que lo mataron. Y resulta que el tipo que lo mató tenía enfermo a su hijo, entonces el Gauchito le dijo que le rece, que él lo iba a curar. Y el hombre le rezó y el nene se curó, ése fue su primer milagro", describió por su parte Hermelinda, una correntina con el santo popular tatuado en la espalda.

Devota desde una vez en la que se le quedó un vehículo con el que transportaba gente y ella le pidió al Gauchito que arrancara ,y la camioneta lo hizo, Hermelinda también viaja cada año a Corrientes, "pero este año se me voló el techo con el temporal y tuve que quedarme a arreglarlo".

No existe información clara sobre la vida de Antonio Mamerto Gil Núñez: se estima que nació en Pay Ubre, cerca de Mercedes, en la provincia de Corrientes, alrededor de 1840, y fue asesinado el 8 de enero de 1878 a unos 8 kilómetros de Mercedes, aunque el año también está en duda.

El móvil de su asesinato también es poco certero. Hay quienes dicen que lo mataron por desertar en la guerra contra el Paraguay o en la guerra civil correntina entre autonomistas y liberales, y hay quienes, como Hermelinda, sostienen que lo mataron simplemente "por darle a los que menos tienen".

Cigarrillos y vino por excelencia, pero también flores, comida, camisetas de fútbol y alhajas, son algunas de las ofrendas que este santo popular recibe en agradecimiento porque, aunque no sea clara su historia, en el presente para sus devotos su capacidad de producir milagros es indiscutible.

 

8 de enero de 2015

 

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