Gerardo Milman, ex funcionario cercano a Patricia Bullrich y actual diputado nacional, vuelve a estar en el centro de la escena judicial ya que se presenta este miércoles en los tribunales de Comodoro Py para denunciar a Cristina Kirchner por un presunto “autoatentado”.
“En el día de la fecha, prestaré declaración espontánea, en la causa donde se investiga si existieron autores intelectuales en la causa del intento de homicidio de la Sra. Cristina Elizabeth Fernández.”, confirmó el propio Milman en sus redes sociales. Su presentación, según anticipó, busca no sólo exculparse en la causa en la que fue imputado, sino también invertir la acusación y responsabilizar a la ex presidenta por supuesta simulación del ataque.
Milman quedó involucrado en la investigación tras el testimonio de un testigo que aseguró haberlo escuchado, dos días antes del atentado, decir en un bar que “cuando la maten yo voy a estar camino a la costa”. Estaba acompañado por dos de sus asesoras, cuyos teléfonos, clave para la causa, fueron luego formateados por peritos informáticos en una oficina vinculada a Patricia Bullrich, lo que derivó en la pérdida de información potencialmente valiosa.
Del señalamiento al contraataque
En declaraciones a medios, Milman había adelantado parte de la estrategia que desplegará ahora ante la Justicia: “Pronto va a salir a la luz quién le puso la pistola en la mano a Sabag Montiel”. En la misma línea, sostuvo en el Congreso, incluso antes del atentado, la hipótesis de una maniobra de victimización por parte del kirchnerismo: “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores”.
Además del testimonio que lo comprometió y de los indicios perdidos, se sumó otro dato llamativo: semanas antes del ataque, en agosto de 2022, Milman había presentado proyectos de resolución en Diputados solicitando información sobre la custodia de Cristina Kirchner, en un contexto donde su casa era epicentro de movilizaciones a favor y en contra de su figura, mientras avanzaba el juicio por la causa Vialidad.
El intento del oficialismo de aquel entonces por expulsar a Milman del Congreso por “inhabilidad moral” no prosperó, pero el diputado terminó políticamente aislado dentro del bloque del PRO. A las sospechas por el intento de magnicidio se sumaron cuestionamientos por contratos irregulares tanto en su paso por el Ministerio de Seguridad como en la Cámara baja, y un nivel de gastos que superaba sus ingresos declarados.
Tras un largo tiempo de bajo perfil, Milman reapareció con fuerza en 2025: volvió a ocupar su banca en el recinto, participó activamente en comisiones y retomó la presentación de proyectos legislativos, dispuesto a dejar atrás las acusaciones y reinsertarse plenamente en la escena política.