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De La Plata a Ushuaia en un avión de madera

Dos hermanos recorrieron 2700 km en cuatro días para llegar al aeroclub más austral del mundo. Volaron en un avión italiano de los '50 que ellos mismos arreglaron. Las imágenes de la travesía.
Martes, 03 de marzo de 2009 a las 20:32

El viernes pasado La Plata los despidió al mando de un biplaza fabricado poco después de la Segunda Guerra Mundial. Cuatro días más tarde, el aeroclub más austral de mundo, en Ushuaia, los recibió con la satisfacción del sueño cumplido.

“La travesía fue bárbara, no tuvimos ningún problema. Sólo nos demoramos en Comodoro Rivadavia por la lluvia, pero pudimos retomar y cumplir el viaje en cuatro días”, contó Eduardo Gallo (62) a 24CON poco después de llegar a la capital fueguina junto a su hermano Raúl (54). Licenciado en Sistemas y jefe de Cirugía Plástica del Hospital Italiano de La Plata, respectivamente, disfrutaron juntos del proyecto que comenzó en 2000 con la remodelación de la nave y que tuvo su cumbre este martes.

“Ya está guardado”, dijo Eduardo sobre la “criatura”. La aeronave Macchi MB 307 de 50 años de antigüedad fue la primera diseñada por la compañía Macchi en Italia de la posguerra como avión escuela y de turismo, y sus planos son de 1947. “Lo restauramos y como tenía buena performance y estaba en condiciones, lo mejor era hacer un viaje, y elegimos destino”, explicó Gallo de la aeronave de fuselaje de madera y una sola ala.

El plan de vuelo los llevó por Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Río Grande –cruce del estrecho de Magallanes mediante-, entre otras localidades patagónicas. El plan incluía 2.700 kilómetros, a unos 160 km por hora en promedio, y fueron colgando en la red las imágenes de la travesía. En la web de la Agrupación Pilotos de Aviación Ultraliviana y eXperimental, se los puede ver durante la puesta a punto de la aeronave, el momento de la partida, y, de las postales del viaje.

“Ushuaia nos recibió con una jornada hermosa de sol, ahora vamos a buscar hotel para quedarnos unos días y pensar cuándo regresamos”, dijo Eduardo, con una sonrisa que se le notaba en la voz del otro lado del teléfono. "Llegamos al final de la travesía, al fin del mundo", festeja su diario de viaje.

 

 

3 de marzo de 2009

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