El caso de una mujer que paró con su auto en un semáforo, en Avellaneda, y fue asaltada por un delincuente que rompió uno de los vidrios usando una manopla, no es un hecho aislado. Los vecinos denuncian que la modalidad va en aumento y reclaman más seguridad.
Susana Vega manejaba su auto por la avenida Mitre, en Avellaneda, cuando tuvo que detener la marcha en un semáforo. Sorpresivamente, un delincuente con manopla de acero hizo estallar el vidrio del acompañante y, en segundos, arrebató una cartera con dinero, tarjetas de crédito, celular y otras de sus pertenencias.
La modalidad, aseguran, viene creciendo de manera alarmante en la Capital Federal y el Conurbano. Los hechos, además, se vuelven cada vez más violentos, porque en muchos casos los malvivientes golpean a sus víctimas para asegurar el escape.
"Esta forma de realizar el abordaje a los automovilistas viene aumentando, claramente. El problema es que en estos robos, que se ejecutan en no más de cuarenta segundos, ahora hay utilización constante de la violencia extrema, por lo que hay damnificados con la mandíbula fracturada", señaló el licenciado en Seguridad Pública, Luis Vicat.
El caso descripto se registró el miércoles, alrededor del mediodía, cuando Susana Vega conducía su automóvil Ford Escort por la avenida Mitre al 4000. "Iba rumbo a mi trabajo, y tuve que parar en un semáforo en rojo. La verdad es que no lo vi venir, pero de pronto estalló el vidrio del lado del acompañante, y luego vi un brazo como una ráfaga que agarró mi cartera y desapareció", contó Vega.
En ese instante, la mujer pudo observar que el puño del sujeto estaba cubierto por una manopla de acero. "Tenía un buzo que le cubría la mano con la manopla. Después me explicaron que lo hacen para cubrirse en la previa del asalto. Le pegó un golpe seco al vidrio y lo hizo estallar. Después de sacarme la cartera, salió corriendo, cruzando la avenida Mitre. No llegué a ver si algún acompañante lo esperaba en una moto u otro vehículo, pero es lo más probable", relató la damnificada. Para el experto Vicat, "esta mujer tuvo la fortuna de no haber reaccionado para intentar impedir el robo, porque los malvivientes que atacan con manoplas están preparados para responder, y lo que hacen es apuntar a la mandíbula, puntualmente al maxilar inferior, causando fracturas gravísimas".
Vega refirió, asimismo, que luego del robo fue a realizar la denuncia a la comisaría 4ta de Sarandí. Allí se enteró que el delincuente había utilizado, minutos después del robo, su tarjeta de débito para realizar una compra por más de 2.000 pesos. "Me llevó el celular nuevo, dinero que tenía para comprar y las tarjetas. No entiendo cómo pudo comprar, pero lo hizo", explicó la mujer.