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Dos grandes museos que se perdieron en el tiempo

Martes, 27 de julio de 2010 a las 16:29
Los museos son instituciones cuya primera función consiste en conservar y mostrar distintas manifestaciones de la naturaleza y de la actividad humana, pero a lo largo del tiempo multiplicaron progresivamente sus funciones, que permiten introducir en los mismos elementos que los convierten en centros de investigación, didáctico y cultural.

Si bien nuestro Partido tiene una más que aceptable cantidad de este tipo de establecimientos como el Museo Chacra Pueyrredón, Museo Regional Brigadier Juan Manuel de Rosas, Casa Carnacini, Archivo Histórico y Museo Fotográfico Municipal Alejandro Witcomb y el recientemente inaugurado Espacio Cultural Juan Peláez (todos estos pertenecientes al Municipio) este articulo trata sobre dos centros de este tipo que dejaron de funcionar y que en su momento fueron referentes culturales de la zona y de los cuales, desgraciadamente, es muy difícil encontrar más datos.

Museo de Villa Ballester

Fundado en 1937 por Oscar Carbone. Era una vieja edificación de estilo campero típica del Siglo XIX, rodeada de frondosos jardines que poseían diversos exponentes de la flora de nuestro suelo, como el romero, la ruda y el tomillo; además de distintos tipos de árboles.

En las horas nocturnas dichos jardines se iluminaban con faroles primitivos tipo candil, que funcionaban a base de aceite y grasa. Tenía instalada una pulpería. Con todo su equipamiento, incluyendo su clásica reja de hierro.

Dentro del edificio había distintas salas que exponían numerosos artículos de antaño, manuscritos, cuadros y documentos, todos relacionados con la época de Juan Manuel de Rosas. En uno de sus patios se encontraba una vieja carreta en estado original.

Museo Histórico Regional de San Martín

Inaugurado en agosto de 1945, funciono en la Escuela Nº 1. Uno de sus sectores estaba dedicado a nuestro Padre de la Patria, General José de San Martín. También poseía objetos pertenecientes a los tiempos de Rosas, armas antiguas (como trabucos que actuaron en la batalla de Caseros y cañones antiguos), muestras de tejidos de antiguas textiles – como Lextra y Guelindo-, además de un muestrario de la temprana industria ballesterense.

Había una sección de objetos religiosos donde se podían encontrar pilas bautismales, rosarios y elementos afines de distintos templos de la zona. Su acervo incluía también objetos pertenecientes a distintas instituciones sanmartinenses.

Fuentes:
Nativa nº 17, 1940.
Lucha y Trabajo, septiembre y Noviembre de 1945.
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