La noche cubría los edificios cuando los truenos y relámpagos anunciaban la tormenta que caería sobre el territorio bonaerense. En el interior del PH de Vicente López, la calma precedía a la tempestad.
El cuerpo ya sin vida de Solange yacía en el piso de su habitación. Su verdugo la había estrangulado con un cable y, luego, le asestó cuatro puñaladas. La rabia era evidente. Algo había provocado la ira del asesino. Cuando la furia pasó (luego de tres horas), el homicida cambió a su víctima de posición: un encendedor había quedado debajo del muslo del cadáver, un detalle que podría haber sido una pista certera. Movió el cuerpo, retiró el objeto acusador y lo ocultó junto al cordón con la que la asfixió y el cuchillo con el que perforó la carne.
Como todos los medios que lo intentaron, Sergio Pizarro Posse, el abogado defensor de Lucila Frend, la principal sospechosa y mejor amiga de Solange, negó a este diario una entrevista con su representada y, por su parte, él sólo aceptó responder las preguntas telefónicamente.
“El fiscal está embalado, convencido de que Luli es la asesina, pero se equivoca”, dijo Pizarro Posse a 24CON. “Técnicamente, no se justifica que Lucila sea sospechosa. La prueba en ese sentido la favorece de manera abrumadora. Hasta el famoso ADN lo hizo”, argumentó el letrado sobre el cabello que encontraron en el cuerpo de la joven masacrada.
Para la defensa, ese hecho es prueba más que suficiente para absolver del crimen a Lucila y se atajó: “No voy a hablar de las falencias de la investigación porque yo estoy en este caso para demostrar que Lucila no tiene nada que ver con el homicidio” y apuntó a los obreros que, ese día, “tuvieron fácil acceso –si lo hubiesen deseado- a la habitación de Solange, puesto que la ventana estaba abierta y ellos, trabajando al lado”.
Sin embargo, Patricia considera que el ADN fue “una treta de la defensa”. “Se encontraron muchos pelos porque, permanentemente, las amigas de Sol iban al departamento. Hasta se acostaban en la cama todas juntas a ver la tele. Ese pelo que encontraron podría ser de cualquiera y no estar relacionado al crimen. De hecho, no tenía siquiera el bulbo”.
Pasada la prueba del ADN, Lucila debe atravesar la sólida muralla que representa el horario de la muerte de su amiga. “Como el horario que se fijó en las pericias no se ajusta a la hipótesis del fiscal y de la querella, llamaron a dos seudos peritos para volver a determinar la hora de muerte”, acusó el abogado.
Sin embargo, Patricia, en una charla exclusiva con 24CON, detonó cada uno de los argumentos de Pizarro Posse. “Soy empleada de sistemas, pero me tuve que poner a analizar cómo funciona la mente de un criminal y todo apunta a Luli. Estoy convencida de que ella fue la asesina y temo que, cuando se vea acorralada, se vaya del país”.
-¿Cree que Lucila es la asesina de Solange?
-Sí. No hay dudas que fue ella. Ya llegamos a la verdad. Ahora tenemos que ver si podemos conseguir que la Justicia funcione y que los jueces le den la condena que merece. Estoy tranquila porque sé que fue ella. Hice revisar la causa por muchos expertos y todos coincidieron en que Lucila mató a mi hija. Me aseguré de no estar culpando a alguien inocente. Para mí era imposible de creer que hubiera sido Lucila, la mejor amiga desde los 15 años, pero estoy convencida que fue ella. Confío en la gente que sabe.
-¿Cómo era su trato con Lucila?
Perfecto. Ella era una chica re dulce, más bien tímida pero re agradable, muy educada. Es un lobo disfrazado de cordero. Es una psicópata, no siente haber hecho algo mal.
-¿Habló con ella después del asesinato?
-Sí, el primer mes cuando ella estaba en la postura de buscar al homicida. Un día vino a casa, incluso, para hablar sobre eso. Pero cuando supo que estábamos sospechando de ella, nunca más.
-En ese tiempo, ¿la notaba triste?
-No, nerviosa. Muy nerviosa y jamás la vi llorar. Al velorio vino 10 minutos antes de que lleváramos el cajón al cementerio. La actitud de alguien que es inocente es distinta, después de ese mes no se preocupo por cómo seguía todo.
-¿Cuándo empezó a sospechar de la mejor amiga?
-Cuando se comprobó el horario de la muerte y por las declaraciones de las amigas de Sol sobre los minutos antes que la encuentren. Las chicas dijeron que Lucila tenía mucho miedo de entrar al departamento. Además, cuando nos entregaron el departamento, ahí la tuve adelante mío y le pregunté: “¿Estas segura de que no viste nada?, cuándo vos te fuiste a la mañana, ¿no te fijaste si Sol estaba bien, si estaba durmiendo?” En mi búsqueda de justificarla, le dije que, a lo mejor, “a la noche había entrado alguien, la mató y vos no te diste cuenta”. Y, ella ahí, no me miró. Bajó la mirada y dijo: “Sí, vi un bulto”. Después de eso, nunca más me pudo sostener la mirada.
De hecho, cuando se hizo la reconstrucción, estábamos cada uno rodeados de cinco gendarmes. Yo la miraba, deseaba que me mire y me diga: “Yo no fui”. Pero no me miro ni me dijo nada.
-El abogado de Lucila habla de un error intencionado en las pericias sobre la hora de muerte para culpar a su defendida. ¿Qué piensa de este argumento?
-El primer médico dijo que a Solange la mataron entre la 1 de la madrugada y las 7 de la mañana. Después, volvieron a hacer otra que coincidió con esa evaluación. Otra, entre las 5 de la mañana y las 10 de la mañana. El último examen –que fue el punta pié para pedirle al juez de la causa el juicio penal a Lucila- lo hizo el Dr. Picco, la eminencia máxima en Sudamérica. Inclusive, él escribió un libro que es el manual de todos los peritos en esa materia. Él me dijo: “La mataron antes de la mañana”. Además, esta prueba se respalda porque Sol, a la 1 de la mañana, no atendió el celular. La llamó una amiga de ella, está comprobado que recibió el alerta de la radio y, es más, la chica le decía: “Solange atendeme por favor” y no recibió respuesta. Lucila, supuestamente estaba ahí, y dice que no escuchó nada.
¿Por qué es tan importante la hora de muerte en este caso? Porque si, efectivamente, el homicidio ocurrió durante la madrugada, Lucila se encontraba en el departamento. En ese caso, es inconsistente que la joven no haya escuchado ningún sonido, ya que la autopsia demostró que Solange luchó para no ser asfixiada: en sus uñas encontraron su propio cabello, arrancado en el intento de desprender de su cuello el cable que le quitaba la respiración. Además, las cuchilladas que recibió reflejan que el asesino se las propinó con un fuerte sentimiento de ira. Imposible no haberlo escuchado. En conclusión, si Lucila no fue la autora material, es cómplice o está encubriendo a otra persona.
Cuando este diario interrogó a Posse acerca de la hora de la muerte, el defensor manifestó que “todos los peritos, inclusive los de la fiscalía y la querella, determinaron que el horario de muerte fue entre las 7 y las 13 horas”. Sin embargo, cortó la comunicación apresurado cuando el periodista solicitó detalles sobre las acciones de Lucila durante ese lapso de tiempo. Lucila dijo que ese día se levantó temprano porque entraba a trabajar a las 8. Salió del trabajo a las 13 y se encontró con la escena macabra en su departamento.
-¿Qué pasó con el obrero que habían señalado como el principal sospechoso?
-Según la defensa, cuando ocurrió el asesinato, Lucila no estaba en el departamento porque se había ido a trabajar. Según ellos, el asesino entró por la ventana –también se demostró que la puerta no había sido forzada- cuando Lucila ya no estaba porque se había ido a trabajar. Esto se cae en un primer momento porque no había huellas en el piso de barro ni de agua, siendo que llovía copiosamente durante toda la noche y al día siguiente. Además, se demostró que el albañil no tenía nada que ver con el crimen, ni siquiera estaba cerca del departamento.
La tormenta en sí, es una pista importante, al igual que las cruzadas telefónicas. La defensa de Lucila insiste en señalar a un presunto albañil como el autor del asesinato que habría entrado por la ventana y dado muerte a Solange. Esta hipótesis se cae fácilmente ya que, en primer lugar, se demostró –mediante el uso del celular- que el obrero que se intentó implicar en el caso, estaba en Moreno el día del asesinato. En segundo lugar, pese a que la víctima yacía en ropa interior, no había sido ultrajada sexualmente; tampoco, faltaban ninguna de sus pertenencias y el dinero que tenía en el departamento estaba intacto. Por último, si alguien hubiera entrado por la ventana, sus huellas deberían haber quedado en el lugar, sobre todo, en un día llovioso.
-¿Cuál fue la hipótesis más disparatada que presentó Lucila?
-Cuando dijo que un compañero de teatro de Solange la quería matar. Para ella, todo el mundo la quería matar.
El móvil: la principal herramienta para dilucidar un crimen.
-¿Cómo era Solange?
-Era una chica normal. A lo mejor, despertaba algún tipo de envidia porque no tenía que trabajar, estaba estudiando, tenía una vida aparentemente fácil, tenía su auto, su departamento, no es que tenía que trabajar 24 horas para mantenerse. Le gustaba pasarla bien, divertirse.
-A su entender, ¿Cuál fue el motivo que llevó a Lucila a matar a Solange?
Celos. El novio de Lucila se quiso levantar a Sol una noche en la que se quedaron solos. Sol lo echó del departamento y cuando llega Lucila le contó todo. Le dijo: “Mirá este hijo de puta lo que quiso hacer”. Lucila no le cree y piensa que Sol había hecho algo para provocarlo. Ella lo rechazó no sólo por su amiga sino también porque le provocaba repulsión, eso lo sabían todas las amigas de Sol a las que también les contó el incidente que tuvo con ese chico. Es imposible que Sol lo haya provocado.
Igual, esa misma noche, Lucila termina por creerle a Sol y, juntas, van de bronca y le rayan todo el auto. Lucila corta con el tipo y, después de unos meses, vuelven a juntarse.
-¿Por qué Lucila entró al departamento con el novio de Sol el día del asesinato?
Ese es otro indicio: ella le pidió que la acompañe al departamento porque tenía miedo de que le haya pasado algo a Sol. Tenía terror de entrar, y no había nada que indicara que tenía que tener miedo o que había pasado algo, ni siquiera estaba el auto de Sol en la puerta. Lo más normal que Sol no estuviese en el departamento, ella no tenía que estar en el departamento. Tenía pánico de entrar. Estaba, también, con cinco amigas que le dicen: Bueno, “vamos a buscar a la gente de la garita de seguridad que nos acompañe”. Y ella les contestó: “No, no les digamos porque seguro que ellos tienen algo que ver”. Ella estaba convencida de que algo le había pasado. ¿Cómo podía saber eso?
Los forenses psiquiátricos más destacados detectan inmediatamente el engaño que suelen desplegar los asesinos para encubrir el crimen. Cuando un sospechoso empieza a hacer agua en los detalles de su cuartada, en ese momento, los especialistas saben que están frente al homicida.
-¿Le hicieron una pericia psicológica a Lucila?
-Sí, pero se la hicieron un año después. Nosotros pedimos el turno y seis meses después le hicieron la entrevista. Es decir, se pudo preparar para todos los estudios. La psicóloga que pusimos nosotros dice que los tiempos de respuesta que daba eran retardados como si estuviera pensando qué responder. Además, cuando le pedimos que se haga un test que está fuera de los standards, se negó. ¿Si es inocente, porque no hace todo lo posible para probarlo? ¿Qué miedo tiene? Cuando el fiscal le hizo la indagatoria tampoco quiso hablar. Los abogados prohibieron que le hagan preguntas, lo único que hicieron fue presentar un escrito.
Muchos abogados “entrenan” a sus clientes para pasar los test psicológicos. Es una práctica común que, a veces, suele ser efectiva más para dilatar el proceso que para demostrar la inocencia. Julio César Grassi es un caso ejemplar de este tipo de entrenamientos.
-Se dijo también que existía una relación amorosa entre ellas. ¿Es real esta versión?
-Es otra hipótesis. Hay un mail de Lucila donde amenaza a su novio, después de que intentara seducir a Sol, diciendo: “Me clavaste el peor cuchillo que me podías haber clavado. No te me cruces más en el camino porque te voy a matar. Y sabés que lo digo en serio”. Eso es lo más fuerte que tenemos. Las psicólogas dicen que puede haber habido un tema de celos, que ella estuviese enamorada o fascinada con mi hija y como Sol no le correspondía…Sol se iba a los dos días a pasar el fin de semana con su novio a Gesell. Ella tenía su vida.
-¿Hubo una ruptura en la amistad los últimos días?
-Sol estaba cansada de las actitudes de Lucila porque, últimamente, Lucila estaba muy desordenada, organizaba fiestas con sus amigos y al otro día aparecían todos borrachos. En los próximos meses tenían que renovar el alquiler y Sol le había dicho que quería dejar el departamento. Pensamos que también hubo algo de eso. Algo tuvo que haber desencadenado la bronca de Lucila.
-¿Qué tuvieron que ver los negocios del padre de Solange en el asesinato?
-Nada. Esa hipótesis también la tiró Lucila. Dijo que podría haber sido una venganza dirigida al papá de Sol, que la mató un sicario. Pero es un disparate, porque Sol estaba en la calle todo el día, la podrían haber matado mientras caminaba por la vereda de un tiro y listo. Ahora, ¿entrar al departamento cerrado, asfixiarla y acuchillarla? Eso no lo hace ningún sicario, sino alguien que le tenía bronca.
Además, el fiscal también investigó al papá de Sol para ver si tenía algo que esconder o algo por lo que alguien quisiera vengarse. Y no tiene nada, ni una deuda, lo único que tiene es un local donde hace polarizado y ahí no hay ninguna mafia rara.
-¿Por qué no se la pudo llevar todavía a juicio?
-Porque los tiempos de la Justicia son muy lentos y está demasiada orientada a defender los derechos de los criminales y no a proteger a las víctimas. En ese sentido, de a poquito, estoy comenzando a vincularme con grupos para encontrar una manera para cambiar eso. Además, la policía científica perdió valiosas pruebas en la escena del crimen. No tienen recursos y no están capacitados. Por ejemplo, hay una prueba que se hizo con el líquido del ojo y, como se perdió la cadena de frío, se echó a perder la muestra, cuando llegó al análisis en La Plata, no servía para nada. Con eso hubiéramos determinado, con mayor precisión, la hora de muerte. Ahí, no sabemos si fue un error o se perdió a propósito. Acá tenemos que sospechar de todo, no tenés la seguridad de que las cosas se hagan bien.
En criminología los indicios que aparecen en la escena del crimen son esenciales. Sin embargo, generalmente, se cometen errores en las primeras pericias que cuestan pruebas valiosísimas para la investigación.
-¿Cree que Lucilia estuvo sola ese día en el departamento?
-Creo que está protegiendo a alguien. Me cuesta creer que haya hecho todo eso sola. No lo puedo creer.
-¿Tiene idea de quién podría haber sido?
-Para mí, su novio. Pero no tengo cómo comprobarlo. Y, si lo sigue protegiendo, se la va a comer sola.
-¿Qué castigo merece el asesino de Solange?
- El peor de todos. Quiero que la encierren para toda la vida. Me encantaría que no salga nunca más y que la encierren en la calle más remota del mundo y que sufra porque no sólo nos arruinó la vida a nosotros, a parte de matarla a Sol, sino que también arruinó la vida de su propia familia, a ellos también los hizo mierda. No creo que a nadie le guste tener una hija asesina. Todo por una boludez. Si no le gustaba una situación se hubieran separado y chau, cada una por su lado.
¿Pediría la pena de muerte para ella?
Yo creo que ese tipo de juzgamiento lo va a tener en otro lado. Al menos, acá, que cumpla una condena y que sufra porque, para mí, matarla, sería muy fácil para ella. Es como darle un premio, porque va a ir a un lugar mucho mejor del que estamos nosotros ahora. Prefiero que sufra acá y que sufra bien, 80 años.