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El aroma a vermouth y a aceitunas, el viejo socio que todavía recuerda las épocas de oro y a los amigos que ya no están; igual se reúnen cada día, se hacen bromas y solo con la mirada se invitan a jugar una partida de truco, de mus o de tute cabrero. El padre de ese chico de fútbol infantil que llega con el juego de camisetas recién lavadas, brindando su orgulloso aporte al club de sus amores. Las chicas de patín artístico, los que practican artes marciales, los viejos jugadores de bocha y esos dirigentes que casi artesanalmente luchan a brazo partido para mantener y hacer crecer a su querida institución. Ahí esta el club, allí esta el arraigo, esa pasión que no se puede explicar, ese sitio que alberga montones de ilusiones y que deja una marca en ese pibe al llegar a su vida adulta.
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Jorge Costa es el Presidente de la entidad, es empleado de una empresa textil y confiesa con orgullo que son muchas las horas que le dedica al Club.
Carlos Alberto Di Menna es el vicepresidente de la institución, de profesión martillero público y junto a sus pares coincide en que a pesar de todo vale la pena el esfuerzo de cada día. Norberto Federico, trabaja como técnico de una empresa de aeronavegación y en el Club tiene a su cargo la tesorería.
Mientras 24Con recorría la entidad y dialogaba con algunos miembros de comisión directiva, se podían observar a las generaciones mas avanzadas jugando a las bochas, haciendo bromas y desafiándose en los diferentes juegos de naipes.
“Esta gente está acá desde toda la vida, se conocen desde hace mas de cincuenta años; abuelos, padres y nietos, con actividades diferentes, pero todos en el Club” nos explicaba Costa presidente de la entidad.
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Al observar una nueva construcción en el sector de las canchas de bochas, mientras se disputaba un partido por Federación, le preguntamos a Carlos Di Menna, vicepresidente del Club ¿Cómo llegan a realizar una nueva obra cuando uno de sus pares dice que cuesta tanto mantener y aumentar la masa societaria?
“Con ingenio, con ganas de hacer las cosas, con coraje, con algún crédito que conseguimos por ahí y con un pequeño subsidio” explicó Di Menna.
¿El Club vive de la recaudación de la masa societaria?
“No, para nada. Lo que más le deja al Club es el alquiler de canchas e intentar distribuir bien los ingresos. Nos manejamos en forma austera y rendimos cada peso que gastamos” manifestó el presidente Costa.
¿Reciben algún tipo de subsidio por parte del estado municipal, provincial o nacional?
“No, no recibimos ningún subsidio. Es lo que estaría haciendo falta; una ayuda mensual y que se sepa a través de los correspondientes comprobantes en que se utilizan” deslizó Jorge Costa.
Si tuviese que convencer a un funcionario para que les gestione algún subsidio ¿Qué argumentos utilizaría para obtener un buen resultado?
Yo le diría que hoy en día estamos conteniendo y albergando a mas de 200 chicos. Que el Club es el segundo hogar. Que de esta manera hacemos prevención. Que muchos niños estarían más ocupados en el deporte y no tan expuestos a las computadoras, a los jueguitos y a las drogas, sentenció el presidente de la entidad.
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Si algún funcionario se decide, si algún vecino tiene ganas de involucrarse, si somos conscientes que los cambios de esta sociedad se producen de abajo hacia arriba, participando, aportando la parte que nos toca, quizás sin darnos cuenta estaríamos sembrando “el amor en los tiempos de cólera”, acá nomás, en el club del barrio.
Por Roberto Martinengo