"Con mis hermanos nos refugiamos en el anonimato por la sombra de ese hijo de puta", es una de las frases más fuertes. Cómo vivió y cómo vive.
"Permanentemente cuestionada y habiendo sufrido innumerables dificultades a causa de acarrear el apellido que solicito sea suprimido, resulta su historia repugnante a la suscripta, sinónimo de horror, vergüenza y dolor". Así dice un fragmento de la solicitud de Mariana D., hija del genocida Miguel Etchecolatz, cuando pidió cambiar su apellido.
"No hay ni ha habido nada que nos una, y he decidido con esta solicitud ponerle punto final al gran peso que para mí significa arrastrar un apellido teñido de sangre y horror, ajeno a la constitución de mi persona", continúa. Finalmente, hace un año concretó el cambio.
La historia de Mariana se conoció hoy a través de una entrevista publicada en la Revista Anfibia. Allí la mujer, nacida en 1970, cuenta cómo vivieron ella y su familia la historia: "Todos nos liberamos de Etchecolatz después de que cayó preso por primera vez, allá por 1984. Vivíamos en Brasil porque era jefe de seguridad de los Bunge y Born, y regresó pensando que era un trámite, como si la Justicia no le llegara a los talones. Al principio lo visitábamos, pero después mi madre, María Cristina, pudo decirle en la cara que íbamos a dejar de verlo".
Otra de las cuestiones que resalta es su posición política totalmente opuesta a la de su padre. En un pasaje de la nota de Anfibia puede leerse que Mariana que empezó a salir a la calle con "Néstor y Cristina". Que sintió los escraches de H.I.J.O.S. como si hubieran sido propios.
Y finalmente, que nunca olvidará el velorio de Néstor Kirchner y el cierre de mandato de Cristina Fernández de Kirchner. "Fue hermoso sentir lo politizado que estábamos, ir de marcha en marcha, este pueblo no va a sucumbir ante los poderosos", resume Mariana.
Aquí se puede leer la nota completa de Revista Anfibia.