Cuando grabó este video era un orgulloso padre primerizo de 27 años que vivía en Seattle, Estados Unidos, junto a su bebé de siete meses y a su mujer Alyss, con la que se casó hace cinco años. Pero con 24 años le diagnosticaron un cáncer de apéndice terminal. Tras tres años de lucha contra la enfermedad, 17 sesiones de quimioterapia, varias operaciones y fuertes dolores, Nicky falleció el pasado 14 de enero en su casa. Antes de morir, dejó el mejor legado para su bebé.
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“Eres mi pequeña niña Austin, te quiero tanto, tanto, tanto... Ella es mi pequeño manojo de alegría”, describe Nick desde el sofá de su casa.
Un conmovedor video en el que recuerda a la pequeña Austin que “todo el mundo se muere” pero que ella es afortunada por poder despedirse de él.
Nick le cuenta a su bebé que “hay gente que se ha levantado esta mañana para ir a trabajar y que no va a volver a casa y su familia no lo sabe”. Austin ni se inmuta, se entretiene jugando con su peluche de elefante, sin ser consciente de que su padre no volverá a abrazarla ni a hacerle caricias mientras se duerme.
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Su testimonio de optimismo ante la desgracia inevitable también se ha convertido en una forma de hacer ver al mundo la importancia de disfrutar del presente.
“Me siento bendecido porque puedo vivir el sueño de todas las personas de pasar cada día con la gente que quiero. Puedo llevar a Austin al acuario”, agradece emocionado.
Cuando Nick grabó la cinta sentía “un dolor intenso”, pero era consciente de que su coraje a la hora de afrontar la muerte “podría cambiar la vida de otras personas”.
La pequeña Austin es demasiado pequeña para comprenderlo. Tampoco intuye que esta grabación es una despedida. Ya no podrá retener ese momento en sus manitas. Ni podrá volver al acuario con su padre. Pero nadie le tendrá que contar quién era aquel señor que se tumbaba con ella para jugar en la cuna pese a los dolores que sufría.
28 de febrero de 2014