Las primeras actuaciones fueron casi instantáneas. En sólo 45 minutos, los inspectores abordaron una “picada” entre dos autos último modelo, secuestraron dos coches por exceso de alcohol en sangre de sus conductores y labraron un acta a un motociclista por no llevar casco. Esto no sería todo para los primeros e intensos tres cuartos de hora: se incautó además un remis por circular sin habilitación y una moto “floja de papeles”, contaron a este diario los funcionarios de Tránsito. El puñado de minutos fue suficiente también para contabilizar tres maniobras repentinas con el objetivo de evitar el control.
“Todavía es temprano la cuestión se agrava más entrada la madrugada” asegura Alejandro Rodríguez, el inspector encargado de manejar la infalible “pipeta” que detecta el aliento etílico y, después, el nivel exacto de alcohol en el cuerpo de los conductores. La segunda etapa del operativo fue desde las 4.00 a las 7.00 de la mañana, en Libertador y el puente del Tren de la Costa.
En seis horas hubo 15 casos de alcoholemia, aunque aseguran que en la madrugada del domingo los valores se incrementan. “Durante los controles semanales de viernes, sábado y domingo, nunca se secuestran menos de 30 vehículos” dijo a 24CON Rubén Eiroa, subdirector de Transito comunal.
El funcionario reveló además que el pico máximo registrado es de 65 vehículos secuestrados” de los cuales, alrededor de un 70%, corresponde a conductores ebrios. No obstante, Eiroa remarca que desde el comienzo de los operativos a esta parte “las detecciones de automovilistas alcoholizados han ido disminuyendo”.
Los niveles máximos estipulados son 0,50 para automovilistas y 0,28 para motociclistas. En caso de superar estos niveles, los vehículos son secuestrados y trasladados en grúa al playón municipal. Hasta 1,80, el conductor se va por sus propios medios, y en caso de sobrepasar ese límite, es derivado a un hospital.