Williamson llegó a las 5 y una hora más tarde cruzó la puerta de llegadas del aeropuerto donde fue recibido por una multitud de periodistas.
Vestido con sotana, sonriente y aparentemente tranquilo, fue escoltado por la policía hasta la salida sin hacer declaraciones.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, anunció el jueves pasado que habían dado diez días a Williamson para abandonar el país, en el que residía desde 2003, "so pena de ser expulsado" por sus declaraciones sobre el Holocausto.
Richard Williamson había declarado a una televisión sueca: "creo que no hubo cámaras de gas (...) Creo que de 200.000 a 300.000 judíos murieron en los campos de concentración pero ni uno en las cámaras de gas".