"Hace más de medio siglo, en la década del ´40, llegué a Buenos Aires. Salí de las playas del barrio de Uruguay, me hice la señal de la cruz con la espuma de una ola y me comprometí a llegar a la Argentina. Partí con un copiloto que es la generosidad de la Argentina. Llegué en ese vapor de carrera con las solapas del saco mojadas por las lágrimas de mi madre en la despedida, y bajé a la dársena con olores a gasoil que te hace pensar de inmediato en Borges o en Sábato. Empecé poniendo las cabecitas de los fósforos en una fábrica. Me siento el pintor del medio del rio", así Páez Vilaró comeinza a abrir su pasado desconocido a 24CON.
A los 85 años, Páez Vilaró, es el mago que vuelve desde otro mundo para compartir la magia del paraíso con los pequeños mortales. “La Argentina está en mi corazón, mi corazón cascoteado, mi corazón que fue modelado por tres médicos hace dos años, lo sacaron, lo pusieron en una taza, lo trabajaron, y me lo pusieron de nuevo. Tengo la felicidad de estar con ustedes. No saben lo que significa volver a la vida, tener la chance de volver a respirar los perfumes de las trementinas y aceites de mi taller, la emoción que te da volver a abrazarte con tu mujer y tus hijos, el placer que da volver a caminar por las playas, algo indescriptible.”
24CON: ¿Qué opina sobre democratizar la oferta cultural de los museos?
P.V: Los museos tienen que ser activos, tienen que tener la puertas abiertas para que los artistas participen, para que la gente que vive en el barrio lo disfrute. Eso le quita lo que el museo tiene de dilapidario, que hace que uno lo viste una sola vez”.
Páez Vilaró ha realizado más de 150 exposiciones en Argentina, Alemania, Bolivia, Brasil, Camerún, Colombia, Chile, China, Ecuador, Egipto, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Paraguay y Portugal. Además compuso candombes para las comparsas, dirigió coros, decoró tambores y fue impulsor de una manifestación popular que en aquellos años luchaba contra la incomprensión.
Jean Cassou, director del museo de Arte Moderno de París, lo impulsó a presentar su obra en la Maison de l'Amérique Latine. La repercusión de la exposición fue tan positiva que luego fue llevada a Inglaterra y Estados.