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En qué consiste y cuáles son los pasos de la canonización

Cómo es el proceso en el que la Iglesia declara que una persona fue santa al momento de su muerte.
Domingo, 27 de abril de 2014 a las 09:43

 

La canonización es el acto por el que la Iglesia Católica declara que una persona fue santa al momento de su muerte y si bien se desconoce cuántas personas han sido consagrados con semejante reconocimiento, la historia y los pasos de este procedimiento es bien rica.


Originalmente los santos eran nombrados por un acto informal de aclamación popular, pero la responsabilidad fue asumida luego por los obispos que designaban las figuras de sus respectivas diócesis.


En 1234 el papado se reservó el derecho exclusivo de iniciar el proceso de canonización y en 1588, el Papa Sixto V puso el procedimiento en manos de la Sagrada Congregación de Ritos, un departamento de la Curia Romana que se encargaba también de todo lo relacionado a la liturgia.


Finalmente, en 1969, el Papa Sixto V le otorgó la facultad a la Congregación para las Causas de los Santos y es su prefecto actual, el cardenal Angelo Amato, quien estudió las virtudes y milagros de San Juan Pablo II y San Juan XXIII para proclamarlos santos.


El cardenal Amato tuvo un parte central en la ceremonia que encabezó hoy el papa Francisco, al pedirle al pontífice que inscriba a quienes hasta ayer eran beatos en el libro de los Santos.


Para ser canonizado un candidato o candidata, primero se postula la causa.
Por decisión del papa emérito Benedicto XVI se retiró una norma que establecía la obligatoriedad de esperar cinco años desde la muerte de la persona para iniciar el proceso.
Si la Santa Sede concluye que nada impide iniciar el procedimiento, al postulante se lo puede decretar primero “Siervo de Dios”.


En una segunda etapa, el cristiano es declarado “venerable” si se comprueba que tuvo una vida conforme al Evangelio y el Papa declara sus “virtudes heroicas”.

Luego, la Congregación para las Causas de los Santos debe examinar que el fiel produjo un milagro para beatificarlo y el beato se convierte en Santo si el organismo de la Santa Sede reconoce un segundo milagro, iniciando la Ceremonia de Canonización.


A Juan Pablo II se le atribuye la curación de la monja francesa Marie Simon Pierre que sufría Parkinson, en 2011; y de una mujer de Costa Rica, Floribeth Mora, que tenía una lesión cerebral incurable.


En tanto, Juan XXIII fue beatificado en 2000 gracias a la curación de la religiosa Caterina Capitani en 1966, que sufría de una perforación gástrica hemorrágica con fistulación externa y peritonitis aguda.


El papa Francisco decidió el año pasado que no hacía falta comprobar un segundo milagro para convertirlo hoy en santo, tal como contempla las normas vaticanas, y así aceleró el proceso.

 

27 de abril de 2014

 

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