Sin embargo, con eso sólo no le alcanzará para remontar una gestión que dista de estar entre las más exitosas más allá del empeño y honestidad demostrada en este tiempo que lleva de mandato.
Es que Rosso no tiene un municipio fácil para estos tiempos donde el kirchnerismo aparece en retirada. El progresismo nunca fue su fuerte y las tendencias conservadoras siempre pudieron más que todas las otras cosas. No en vano el actual presidente del PJ local, Miguel Prince, fue varios años intendente, inclusive luego de perder momentáneamente la conducción durante la década del ’90.
Hoy Prince no sólo preside el PJ sino que además habla como par con la mayoría de los caciques de la región, quienes no sólo desconfían de Rosso por su procedencia sino también por sus declaraciones constantemente desafiantes hacia el pasado ortodoxo de muchos de sus pares.
Hoy tiene dividido el Concejo Deliberante en tres partes iguales más la Unión Vecinal, que también está en estado de coma tras el escándalo protagonizado por el diputado provincial de la Coalición Cívica, Juan Carlos Juárez, acusado de no rendir como correspondía un sueldo de una asistente.