Tanta tranquilidad como secretos. Esa es una de las características que encierra la localidad de La Reja, en Moreno, una tarde cualquiera de un día más de la semana. Uno de ellos se esconde en la Iglesia de Nuestra Señora Corredentora, lugar que estuvo en boca del mundo entero apenas meses atrás, y donde se reveló uno de los tantos personajes oscuros que hizo temblar a las autoridades del mismísimo Vaticano y que revivió un casi eterno choque con la comunidad judía.
El predio ocupa unas 4 manzanas. Detrás de las rejas, el clima que viven los eclesiásticos parece ser otro, comparado a los momentos de tensión que vivieron a fines de enero pasado, cuando su por entonces director seminarista, el obispo inglés de la Fraternidad de San Pío X, Richard Williamson, escandalizó al mundo tras relativizar la masacre provocada en el Holocausto nazi.
“No hubo cámaras de gas (…) Creo que entre 200 mil y 300 mil judíos murieron en los campos de concentración pero ni uno solo, en cámaras de gas”, fue lo que este hombre, entre otras opiniones, declaró ante la televisión alemana en noviembre de 2008, aunque la nota recién fue publicada el 23 de enero. Según datos históricos, las víctimas del exterminio fueron alrededor de 6 millones.
Estas imágenes recorrieron cientos de medios periodísticos y en apenas días, Argentina iba a dar una vez más la nota. “Williamson vive en La Reja y da misa”, reflejaban las primeras planas de los diarios.
Tras sus declaraciones, sobre el obispo recayeron todo tipo de penas. Por decisión de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, el 8 de febrero fue relevado de su cargo como director de ese seminario; sus superiores en Suecia y Alemania se distanciaron de sus dichos; fue denunciado por “apología del delito”, y el 23 de ese mes fue obligado a dejar del país por órdenes del ministro del Interior, Florencio Randazzo, al considerar que su pensamiento agredía “profundamente a la sociedad argentina, al pueblo judío y a la humanidad toda, pretendiendo negar una comprobada verdad histórica". Luego, debió dar disculpas públicas y hasta envió una carta a sus superiores retractándose de sus entredichos.
El cura que no tiene cura
En cuanto a lo sucedido y, bajo algunas reservas, recuerda con énfasis la labor de su colega Williamson. “Todavía se escribe correos electrónicos con algunos padres. Pregunta cómo estamos acá y nos cuenta de cómo está el en Inglaterra”, dice el hombre, en referencia a su forzado regreso, en donde tiene terminalmente prohibido cometer algún tipo de declaración pública sobre fenómenos históricos.
“Él no había negado el Holocausto. Sólo había dicho que no le hagan creer las cifras que se dan. Para nada fue un hecho antisemita”, lanza y sin recato parece defender, tal vez, lo indefendible. Además, a la charla imprevista, agrega: “Se había encariñado mucho con Argentina, y eso que era inglés. Le dolió mucho irse, pero no pudo hacer otra cosa, la presión mediática pudo más”.
Le hicieron la "cruz"
En este inhóspito templo, están convencidos de que la publicación de la polémica entrevista fue una especie de “cama”, una vendetta católica con fines puramente políticos contra el Papa Benedicto XVI.
Es que Williamson pertenece a la Fraternidad de San Pio X, una de las ramas más ortodoxas y tradicionalistas dentro del seno del catolicismo que responde a los lineamientos de Monseñor Lefebvre (se hacen llamar lefebvristas), y había sido excomulgado por el Papa Juan Pablo II en 1988, tras considerar que no seguía las verdaderas filas de la religión.
Luego de más de 20 años, y en el mismo día en que el Máximo Pontífice decidiera levantar su excomunión, la televisión sueca puso el palo en la rueda. El 21 de enero de 2009 emitió la nota, que había sido grabada tres meses antes (en noviembre de 2008), e hizo tambalear la decisión del Vaticano.
“Son unos sinvergüenzas, lo hicieron para presionar al Papa Benedicto XVI justo en la comunión de los obispos (en total eran cuatro)”, dice el cura de La Reja, siguiendo con su postura irrevocable.
Lo que supuestamente sabía Benedicto
El pasado 21 de septiembre, las relaciones de los máximos referentes que manejan los hilos del catolicismo volvieron a hacer cortocircuito. El arzobispo de Estocolmo, Anders Arborelius, reveló que había informado a la Santa Sede sobre el contenido de las declaraciones que Williamson había realizado ante la emisora europea Uppdrag Granskning.
A los pocos días y encendiendo aún más la mecha, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, salió a desmentir tales acusaciones: “No tiene fundamento afirmar o incluso sólo insinuar que el Papa hubiese sido informado con antelación de las posiciones negacionistas de Williamson", aseguró.
Una extraña Iglesia en el país y el apoyo vecinal
Los más de 900 fieles que tiene la comunidad se proclaman como los únicos cristianos que siguen las enseñanzas de Jesucristo. Sus costumbres son tradicionalistas, no ven televisión, esquivan la mirada cuando se cruzan con una mujer en minifalda y prefieren casarse entre ellos. En cuanto a la misa,
Según había publicado el diario Crítica de la Argentina, varios de los vecinos de La Reja respaldaron a Williamson. “El padre escucha los pedidos de su comunidad y él, que es el único mediador, los transmite dándole la cara a Dios”, había confesado un vecino que pidió reservar de identidad.
Por su parte, Juan, otro de los residentes, había confesado: “Él es inglés, sufrió la guerra cuando era chico y por algo dijo lo que dijo. Su información puede ser fidedigna”. Increíble, pero real.
08 de octubre de 2009