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El día que Chaplin y Gardel pasearon por el Conurbano

Tiene un museo en su casa y es capaz de probar que Chaplin y Gardel estuvieron en el barrio.
Lunes, 10 de agosto de 2009 a las 17:19

“La Dama del Plumero” fue sólo un proyecto, una recolección de historias familiares que se convirtió en libro. “Mi hijo me pidió que le escribiera las historias que me contaba mi abuela y que yo le contaba a él. Los franceses son así, se cuentan todo”, explica Rolando Goyaud sobre el génesis del Museo de Ituzaingó.

Lo que era una recopilación de anécdotas, con el tiempo se fue materializando. No eran solamente relatos familiares sino las historias de los vecinos y los objetos relacionados con esas historias, con las vidas todo Ituzaingó.

“¿Sabés quien estuvo pescando y comiendo asado en la década del 20 en Ituzaingó? Carlitos Chaplín. Fue en una quinta de Villa Udaondo que tenía hasta pejerreyes. Y la primera película de Gardel, la filmó en Ituzaingó en una pulpería, te hablo de una película muda con un Gardel con 130 kilos, Flor de Durazno” comienza Rolando, el director del Museo de Ituzaingó Clarisse Columbie de Goyaud, mientras señala fotos que prueban la veracidad de sus palabras.

 

El museo ubicado en su propia casa, en Pirán al 500, atesora más de 5000 piezas que recorren los más de 130 años de historia del pueblo y la prehistoria de lo que comenzó siendo el pueblo de Santa Rosa y hoy se conoce como Ituzaingó. Las historias y anécdotas se suceden con cada una de las piezas que Rolando tiene en exposición las cuales, sin ningún costo de ingreso, cualquier vecino puede ver, tocar y conocer, “a diferencia de otros museos acá se puede tocar todo” aclara el director.

La recolección de elementos históricos comenzó en 1975, luego de la publicación del libro La Dama del Plumero que ofició de puntapié. En 1984 abrió sus puertas para que todos los vecinos puedan recorrerlo y conocer más del pasado de Ituzaingó, allí se pueden encontrar desde fósiles encontrados dentro de la ciudad que remontan a miles de años atrás y dan cuenta de los antiguos habitantes de la zona, como elementos de las primeras campañas y pobladores, hasta réplicas del antiguo Puente Márquez, de las catacumbas egipcias que hay en una quinta cercana y del tranvía que supo unir Villa Ariza con la estación del ferrocarril Sarmiento, pasando por armas antiguas, relojes, un ecógrafo, y hasta el uniforme nazi de un marinero del crucero alemán Graf Spee que luego de la segunda guerra mundial eligió Ituzaingó como su morada definitiva.

 

“Ituzaingó no se llama Ituzaingó, se llama Santa Rosa, fue fundado con ese nombre, pero cuando pasó el ferrocarril, los ingleses que no eran tontos y le ponían nombres a la estaciones para ponernos contentos a los argentinos mientras se llevaban las riquezas, le pusieron el nombre la batalla que Argentina le había ganado a Brasil, la batalla de Ituzaingó. Y con el tiempo la estación fue más importante que el pueblo, pero el acta de fundación dice Santa Rosa” explica Rolando y continúa “Manuel Rodríguez Fragio, su fundador, nunca vivió en Ituzaingó, hizo un negocio, fundó un pueblo y después se lo vendió al estado”.

Las historias llamativas sobre el pueblo de Santa Rosa y su estación, Ituzaingó, son varias y se suceden durante la charla con Goyaud, destacan los crímenes sin resolver y los hechos que, alejados en el tiempo, son completamente desconocidos.

Uno de ellos es el Tranvía a Caballos con el que contó Ituzaingó. Se trataba de un medio de transporte moderno para la zona, único en al región que, si bien sirvió como transporte, fue la principal herramienta para vender los lotes correspondientes a lo que hoy es el barrio de Villa Ariza. En 1914, autorizado por una concesión de la municipalidad de Morón, a la que pertenecía Ituzaingó en ese momento, comenzó a funcionar el servicio de Tranvía que unía la estación de ferrocarril con un nuevo barrio algo alejado del centro del pueblo. Se trató de tres coches tirados por caballos que habían sido sacados de servicio en la Ciudad de Buenos Aires y adquiridos para circular por el Oeste. En 1926 se modernizó el servicio colocándole un motor de Ford T sin cambios a los coches, haciendo prescindible la fuerza de los caballos. El tranvía realizó su último viaje en 1942, año en el que se vendieron los últimos lotes. Aun hoy las vías con lengüeta, características del sistema tranviario, se las puede ver en la intersección de Olavarría con José María Paz en el barrio Los Portones.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otra gran historia es la que se refiere a las Catacumbas de Ituzaingó. Un complejo de excavaciones y túneles que simulan ser salas mortuorias egipcias, “era un matrimonio adinerado que viajo varias veces a Egipto, y quedó maravillado con la cultura de los Faraones y sus catacumbas por lo que decidieron construir en su casa algo similar. Construyeron bajo tierra pasillos y salas adornadas con jeroglíficos, y pinturas de los dioses egipcios, y tenían en la superficie dos esfinges que les habían puesto luces rojas en los ojos. Desde el tren que pasaba a unos 100 o 200 metros de la quinta se veían las esfinges con los ojos rojos y daba miedo. Hoy es el Hogar Belén Hermanas Hospitalarias del Sagrado corazón de Jesús y ya no se puede ingresar” explica Rolando mientras muestra la maqueta que construyó en base a las catacumbas de Ituzaingó.    

Y más anecdótica aún es la historia del nombre original del pueblo, “no se sabe bien por qué Santa Rosa, había una pulpería donde ahora es la esquina de Rivadavia y Blas Parera que era atendida por Doña Rosa, una de las primeras habitantes de Ituzaingó, pero también la esposa de Fragio se llamaba Rosa” finaliza Rolando.

Otra historia, referida a sus primeros habitantes es la del primer cartero de Ituzaingó que “era negro y trabajaba de lunes a lunes, sin descanso, recorría a pie todo el pueblo hasta que junto plata y se compro un sulky, le regalamos el premio Santa Rosa de Ituzaingó a sus herederos" cuenta el director mientras exhibe lo que fue el asiento del sulky del cartero.

El premio Santa Rosa de Ituzaingó se entrega todos los años a los vecinos destacados. Aquellos que trascendieron más allá del barrio y que, en muchos casos, demuestran sus virtudes en el mundo.

El museo habré sus puertas a los vecinos los sábados, domingos y feriados de 14 a 18, la entrada es libre y gratuita con previa coordinación (más información: www.museoituzaingo.com.ar)

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