Otro caso más de venganza femenina focalizada en la entrepierna del caballero. En este caso, se trata de la acción conjunta de tres damas que habían sufrido el engaño de este muchacho.
El hombre estaba casado y, además, mantenía relaciones con sus tres amantes. Fue precisamente la mujer "oficial" quien se enteró de la traición. Acto seguido advirtió a las otras tres del engaño que el varón propinaba a todas.
Entonces, una de ellas convocó al hombre a un hotel con la promesa de regalarle una placentera sesión de masajes sexuales. Asimismo lo convenció para que se dejara vendar los ojos y atar a la cama. Una vez lograda la fase de inmovilización, hizo entrar a la habitación a las otras mujeres, según publicó el sitio nopuedocreer.com.
Una dura lección para el Casanova, quien a pesar del mal rato no se tiene mucho lugar a quejas, ya que no ha sufrido la pérdida de ninguna parte importante de la anatomía masculina (el estropicio tuvo solución médica), cosa que no pueden decir otros picaflores ajusticiados que sufrieron castigos bastante más crueles: Sólo basta con recordar al emparchado John Bobbit.