Desde chica, a Teodelina De Carabassa le dicen “Teo”, y en esa época nunca se imaginó que ella sería una de las pocas personas, que en 2009 y con miles de millones de personas vagando en la Web, tendría su propio perfil público a tan sólo <un> clic de distancia. Ah, porque ahora la distancia también se mide en clics. “No puedo pasar desapercibida”, chista la modelo de la agencia de Leandro Rud, “en la escuela me daba vuelta enseguida”, recuerda. ENTER, y 507 páginas que hablan sobre ella.
El “regalo de Dios”
Todos los enviados del Señor fueron designados para ser recordados. Algunos con su nombre completo; otros, por su diminutivo. A “Teo”, lo divino se le nota en dos cosas: en su aspecto y en el nombre, que en germánico significa “el regalo de Dios”. La tataranieta de Teodelina de Alvear, fundadora de Teodelina, un pueblito de la provincia de Santa Fe, cuenta que “en costumbres, me tocó llamarme así por orden de descendencia. Soy la prima mayor”.
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Desde el vamos, no pone a las pasarelas en primer lugar, pero afirma que en ellas se divertía. “Soy diseñadora de indumentaria y veo el modelaje desde otro punto de vista, desde el corte, etc. Ahora prefiero conducir un desfile”. Y tiene planes para lanzar en algún momento su propia marca de ropa.
Al finalizar la conversación, De Carabassa se mete con un tema que le apasiona, que practica y que funciona de Leit Motiv en su nuevo programa: la vida sana.
Vuelvo a mi escritorio. Los bollitos de papel de caramelos y los restos de medias lunas de grasa, me dicen que mi vida es poco sana. Me cachetean. Contradictorio. Pero eso no es lo único que nos diferencia; mi nombre, no aparece en Google.