El trágico final de la joven cantante británica Amy Winehouse, quién murió intoxicada con alcohol en 2011, fue noticia en todo el mundo, pero no se trata para nada de un caso aislado. Por ello se acaba de inaugurar en Reino Unido Amy's Place (La casa de Amy), el único centro de rehabilitación del país dedicado a ayuda exclusivamente a mujeres jóvenes a superar sus adicciones.
La BBC fue el primer medio de comunicación en ingresar a la casa ubicada en el barrio de Camden, en Londres, y conocer a algunas de las mujeres que allí buscan una recuperación definitiva. "No llevo mucho tiempo sobria, pero he llegado muy lejos. Antes mi vida consistía en planear cómo matarme mientras pasaba el tiempo en un albergue para personas sin hogar", relata Grace Gunn.
Grace, una joven de 19 años, es una de las primeras ocupantes de Amy's Place, un proyecto impulsado por la Fundación Amy Winehouse.
Gunn se recupera de su alcoholismo y ya lleva poco más de un año sin probar un trago. Puede parecer poco, pero es todo un cambio respecto a la vida que solía llevar.
La primera copa
"Todo comenzó cuando tuve mi primera copa, a los 8 años. A los 12 ya me escondía para hacer cosas que no debía hacer", recuerda Gunn.
La joven afirma que bebía como una forma de pasar el tiempo, pero pronto los tragos se volvieron un hábito. El problema se disparó cuando empezó a vivir en un albergue, hasta que un incidente la llevó a darse cuenta de la magnitud del daño que se provocaba. "Fue en noviembre de 2015, cuando tomé 57 antidepresivos junto con un litro de vodka y un litro de licor. Casi muero", relata Grace.
La joven despertó aterrorizada, "arrojando espuma por la boca". "Bebía tanto alcohol que mi hija de 12 años tenía que preparar la comida", confiesa. Y, además, añade: "Me estaban desintoxicando en el área de resucitación del hospital y me dijeron: 'Ahora es un cuestión de esperar a ver si sus órganos fallan o no'", recordó. En ese momento Grace decidió que debía tomar medidas para superar su adicción.
La casa
En la casa, cada uno de los 16 ocupantes tiene su propio apartamento, donde puede permanecer hasta dos años. El centro tiene una estricta política de cero drogas y alcohol, además de prohibir visitantes por la noche. Las mujeres deben aceptar ser sometidas a pruebas de drogas al azar.
Judith Heryka, de 26 años, es otra persona que se queda en Amy's Place para mantenerse lejos de las drogas. Su principal motivación son sus hijos, de cinco y siete años.El detonante de su decisión de buscar ayuda sucedió cuando le dijeron que sus hijos corrían el riesgo de ser puestos en adopción por culpa de sus adicciones. Heryka afirma que era situación extrema le salvó la vida.
Como parte del programa de rehabilitación de Amy's Place, las mujeres deben participar en actividades fuera de la casa que pueden ayudarlas a mantenerse sobrias y prepararse para vivir por sí mismas. Pueden volver a los estudios, hacer trabajo voluntario o encontrar alguna afición.
Los resultados
La directora de la casa, Hannah Crystal, le dijo a la BBC que está "muy emocionada" al ver que las mujeres progresan. "Creo que las chicas llegarán a un punto en el que estén listas para seguir adelante", añade.
Algunas de las mujeres de la casa han recaído y Grace Gunn admitió que recientemente estuvo cerca de volver a beber. Pero no lo hizo y asegura que en buena medida fue gracias a Amy's Place. "Antes, el futuro se veía muy negro, sin nada que esperar. Ahora me doy cuenta de que tengo una vida muy larga por delante", afirma la joven.
Para Jane Winehouse, dar a las mujeres las herramientas para cambiar sus vidas "es lo más maravilloso". Y es algo especial porque, como ella dice, la casa está "dedicada a la memoria de Amy".