Luego de la muerte de Arquímedes Puccio, la casa que había permanecido abandonada durante años fue puesta en alquiler por Epifanía Calvo. Actualmente renovada y colorida, la vivienda ubicada en San Isidro, pasó por varios estados hasta llegar a ser lo que es hoy.
La casona estuvo mucho tiempo vacía, sus paredes se fueron desmoronando y los vecinos ya casi no hablaban de lo que había sucedido allí hace más de30 años. Sin embargo, todos recuerdan que el 23 de agosto de 1985, la policía derribó el portón de la casona para liberar a la última víctima de la serie de secuestros, la empresaria Nélida Bollini de Prado.
Pasaron los años y hoy el aspecto de esa casa es otra. El portón está lleno de rectángulos de colores que intentan cambiar la imagen deprimente que tenía.
Desde su cuenta de Instagram, Gabriel Wilhelmi, uno de los nuevos inquilinos, agradece a todos los amigos que ayudaron a pintarlo. Él y su socio, Anuar Moswalder, eligieron la casa de la familia Puccio para montar allí Werkplatz, un taller de diseño industrial. A veces, dicen, también se quedan a dormir.