En San Miguel la noche ofrece una infinidad de bares y pubs que después de cierta hora se disfrazan de locales bailables, como Pierina (merecedor de una mención especial), Viejo Lobo o Duyen. Los boliches que se presentan como tal desde un principio y comienzan a llenarse muy tarde son Ejemplo, 5º Avenida, el ya legendario Coyote y El Ángel, quien amenaza con arrebatarle la corona. Ryu es el elegido de los que más gastan y El Nodo, Gorila y El Mito, para los que menos gastan.
En Ramos ocurre algo similar. Gran variedad de bares y pubs en la avenida Gaona, que después juegan a ser boliches, tal es el caso de Brako, Cómodo y Fúnes, entre los más destacados. Más tarde, inmejorable oportunidad de moverse un poco en la madre de los boliches de Ramos: Pinar de Rocha.
En cuanto a Castelar, la calle Santa Rosa también se convierte en una cordillera de bares bailables y Me Vengo aparece como la Diva de los boliches.
Para el lunes a la tarde, para aquellos afortunados que queden abolidos de sus trabajos, las plazas y los parques son el punto de encuentro preferido por los chicos y chicas. En Castelar se destacan la plaza de los Españoles, Plaza Morón y la particular Plaza del Vagón. La plaza de San Miguel ofrece una feria hippie (similar a la del Vagón) que haría desmayar a más de un moralista, también es muy concurrida la Peatonal con toda su diversidad de comercios y entretenimientos. Y para finalizar en Ramos, Plaza Mitre es la más popular, sin feria hippie pero de similar espíritu y alguna que otra banda de Rock.