Era la víspera de Nochebuena. Todo parecía encaminarse a una celebración en paz en un domicilio ubicado en Quenón al 911 cuando casi se desata el desastre: la bisabuela se atoró mientras comía.
Su bisnieta llamó al 911 para pedir una ambulancia. “¡Ayuda por favor, se atragantó!”, dijo con desesperación. “Le están haciendo las maniobras mi esposo y mi cuñado y no la podemos desahogar”, gritó luego.
La operadora, con voz serena, le indicó: “Póngase uno detrás y que hagan compresiones para adelante y para atrás”. Segundos después el alivio pareció llegar desde el otro lado: “ahí está mejor”.
Minutos después, la operadora que se convirtió en heroína, le indicó a la familia que ya había un móvil en la puerta para asistirle.