Una banda compuesta por cuatro delincuentes irrumpió en una finca en la zona rural de Santa Rosa, Mendoza, pero uno de ellos se arrepintió y pasó de victimario a víctima. El botín fue de cuatro celulares y algunos objetos de bajo valor.
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Juan Cabrera y su esposa regresaban a su finca Los Ciruelos a las 2.40 de la madrugada cuando fueron sorprendidos por cuatro delincuentes armados que los obligaron a ingresar a la finca para luego maniatarlos y robarles.
En medio de la vorágine del asalto ocurrió lo impensado. Uno de los ladrones se arrepintió y no solo quiso “bajarse” del robo, sino que también intentó persuadir a sus cómplices de hacer lo mismo. Pero su intento fue fallido y sus “amigos” se tornaron en su contra.
De esta manera, los otros tres delincuentes maniataron a Julio César Ortega, de 20 años, junto al matrimonio que estaban robando y lo dejaron allí.
El comisario Daniel Irrutia contó lo sucedido al diario Cadena 3: "Tomamos conocimiento que a la 1 de la madrugada en una finca ubicada a 20 kilómetros de la ruta 7 -en la zona rural de Santa Rosa-, se produjo un ilícito donde en primera instancia dos personas llegaron a una vivienda aprovechando que ingresaba la familia propietaria y tras reducirlos hacen ingresar a otros dos cómplices".
"Dentro de la vivienda discuten los ladrones y entre los tres atan a un cuarto junto a las personas asaltadas", señaló Irrutia. "Estos malvivientes les dijeron a la familia víctima del robo, que no venían a robarle a ellos sino al encargado de la finca", explicó el comisario.
Finalmente, el resto de la banda huyó del lugar con apenas cuatro celulares y otros objetos de bajo valor. En tanto, Ortega quedó detenido.