El titular del SAME, Alberto Crescenti, quien se encuentra en el gimnasio que se derrumbó en Villa Urquiza, confirmó esta mañana que hallaron un hombre muerto entre los escombros. Su nombre es Guillermo Ramón Fede, tenía 37 años y era empleado del lugar.
El fallecido aún no fue identificado, pero se trataría de alguno de los tres hombres cuyos familiares denunciaron la desaparición: Luis Lu, de 23 años; Maximiliano Salgado, de 18, y otro varón de 36 años.
Crescenti confirmó esta mañana que "hay un cuerpo sin vida", pero confió: "No perdemos la esperanza de encontrar alguien más con vida".
El director del Sistema de Atención Médica de Emergencia aseguró que los bomberos y defensa Civil continúan trabajando en la remoción de escombros y explicó que lo hacían manualmente para minimizar los riesgos en caso de que haya algún sobreviviente debajo.
El hecho ocurrió ayer las 16.15 cuando el gimnasio "Orion Gym", situado en Mendoza 5030, casi esquina Triunvirato, se derrumbó en su totalidad y arrastró a dos locales de venta de ropa deportiva linderos.
En tanto, otras once personas fueron rescatas y están fuera de peligro. Según Crescenti fueron trasladadas al hospital Tornú, María de los Ángeles Martín, que fue suturada y dada de alta, y Cristian Martínez, de 29 años, internado con politraumatismos, por lo que quedó en observación.
A ese hospital porteño también fue llevada Judith Goldstein, de 43 años, con heridas leves cortantes y dos fracturas en hemitorax izquierdo.
Al hospital Pirovano fueron llevados Claudia Martín, de 49 años, con traumatismo de tórax; Ester Morales, quien se retiró por su voluntad; Florencia Raffa, de 30 años, con traumatismo de cráneo; Alejandra Rutilo, de 45 años, con politraumatismos leves, y María José Rutilio, de 45, con politraumatismos.
El SAME trasladó al hospital Zubizarreta a Laura Pissatti, de 34 años, que sufrió una lesión lineal frontal, y al Fernández fueron llevados, Pablo Galli, de 41, entrenador del gimnasio, y Ana Susali, ambos con politraumatismos.
"No hubo ningún aviso: yo sentí que todo vibraba mucho y eso me dio miedo", señaló Galli y dijo que en el momento del derrumbe había alrededor de 15 personas.
El dueño del gimnasio habló desde el hospital donde está internado y desde allí dijo que "en un momento golpeaban tanto que todas las máquinas y las paredes vibraban".
Galli contó que "sólo quería que todo terminara: tenía el cuerpo apretado entre piedras" y que durante todo el día de ayer estuvo en estado de shock "pero lo único que me preocupaba era cómo estaban los demás".
10 de agosto de 2010
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