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Quizás porque la maraña selvática del Delta siempre ha sabido cobijar a la naturaleza, incluyendo la humana, especialmente cuando ésta fue una vulnerable amenaza a los valores del proceso de destrucción (¿o era reorganización nacional?). En otras palabras y para ser más claros: las islas del Tigre fue el sitio donde se escondieron los gays de los militares y, hoy, éste paraíso natural a breves 30 kilómetros de la capital, sigue siendo cobijo de aquellos que prefieren los pares más que a los contrarios.
24CON entrevistó a Raul, dueño de la hostería gay Favela, con más de una década de experiencia en materia de "homo posadas". El tiene más de 50 y recuerda: "Yo tenía 25 y había un boliche gay. Pero creo que todo vino con la dictadura. Yo era joven y había mucha gente gay. Llego porque este es un lugar tranqui. Creo que Tres Bocas es un referente pero también está el Rama Negra. Hay gente hétero y la tolerancia es costumbre".
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Una interesante movida se viene desarrollando en estas islas a espaldas de una sociedad que empieza a comprender que la tolerancia no sólo es sinónimo de evolución sino también de buenos negocios. "Río, San Francisco, Amsterdan, quedaron en segundo lugar con respecto a Buenos Aires en materia de movida gay. Hoy llegan cruceros cargados de gente que ve en Argentina una buena opción, no sólo sexual, sino cultural, y sobre todo económica, ya que el cambio resulta más que favorable", cuenta Raúl.
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Con respecto a las características de su oferta, Raúl detalla: "Con la hostería estamos hace 7 años. Una pareja hetero no puede entrar. Antes era para chicas gays también, pero resultaba un poco incómodo para los varones porque ahora es sólo para chicos. Como somos los únicos lo hacemos exclusivo, sólo varones".
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