El próximo domingo, el Presidente Alberto Fernández se propone anunciar un megaplan quinquenal de construcción de medio millón de viviendas, en un acto que se realizaría en el Mercado Central o en el estadio del club San Lorenzo de Almagro, a uno u otro lado del límite entre la Ciudad Autónoma y la Provincia de Buenos Aires.
Más simbólico, imposible: será tanto el Día de la Lealtad Peronista como el Día de la Madre. Al mismo tiempo, en la Plaza de Mayo habrá un festival de música con conjuntos populares. Al día siguiente, la CGT convocará a una movilización frente a su sede, que transcurrirá por la avenida Huergo, a espaldas del edificio, o sobre Paseo Colón, frente al Canto al Trabajo esculpido por Rogelio Yrurtia.
En ese anhelado reencuentro con la calle, la CGT espera que concurran más de 100.000 personas, aunque sus dirigentes dicen 500.000.
En los días que faltan terminarán de ajustarse los detalles, que quedaron a cargo del nuevo jefe de gabinete, el hiperquinético gobernador tucumano Juan Luis Manzur.
El Plan Quinquenal que Fernández expondrá el próximo domingo contempla la construcción de medio millón de viviendas en cinco años, mucho más allá del actual mandato presidencial, buena parte de ellas en terrenos propiedad de sindicatos, mutuales y cooperativas, que también intervienen en la planificación.
La amplitud del objetivo requiere incorporar más trabajadores a los planteles existentes, lo cual requeriría programas de capacitación a cargo del Ministerio de Trabajo de Claudio Moroni, una forma de realizar la prometida conversión de planes de asistencia administrados por movimientos sociales a empleos formales. Sobre el mismo tema presentaron sendos proyectos de ley el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y la senadora santafecina María de los Ángeles Sacnun.
Estas actividades, más los actos con empresarios de la construcción y las recorridas por distintos barrios en las que dialoga con vecinos y militantes, contradicen la idea de que el gobierno de Fernández fue intervenido y de que el Presidente desapareció de la campaña.
Por su parte Manzur mantiene una reunión tras otra con intendentes y gobernadores, en un toma y daca muy concreto, centrado en recuperar voto por voto. Cero ideología, pura gestión. Y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, viajó a La Pampa, donde sus encuentros con dirigentes gremiales mejoraron el ánimo del gobernador Sergio Ziliotto.
Esa es una de las provincias clave en la elección de Senadores. De todos modos,la Vicepresidenta CFK no teme perder el control de la cámara que encabeza. Aun si los resultados de noviembre fueran tan malos como los de septiembre, con el aporte de un par de aliados de Misiones y Río Negro conservaría el quórum propio y, en caso de igualdad en alguna votación, ella desempataría.
Un dato de primer orden que salió de la caja de Pandora es que delante de la Argentina, que tiene 2.521 beneficiarios finales de sociedades en guaridas fiscales, sólo están Rusia e Inglaterra, dos economías de mayor magnitud. Es decir que se trata de un rasgo estructural del funcionamiento de la economía argentina, como ya se observó hace 20 años la comisión presidida por el diputado Eduardo Di Cola sobre fuga de capitales. En su mensaje en Nueva Chicago, Alberto Fernández eligió polemizar con Macrì y su ex ministro de Economía Nicolás Dujovne, quienes «brindan en Miami, mientras yo sigo acá peleando con el FMI, porque el año próximo vencen 19.000 millones de dólares de la deuda que nos dejaron y que condicionan nuestro crecimiento y el desarrollo».
El discurso no es tan distinto del que pronunció Cristina en el acto de Tecnópolis, la semana previa a las PASO: «Cada dólar que tengamos que pagarle al FMI va a ser un dólar menos para pagar importaciones para que las pymes produzcan. Tampoco se aprecia contradicción con lo que Kirchner dijo la semana pasada en una entrevista con la radio Destape: «Cada dólar que se destine al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional es un dólar menos para el pueblo, menos recursos para salud, educación y el sector privado». Y esas palabras, que tienden a presentarse como un apriete al ministro de Economía, parecen calcadas de las que Martín Guzmán pronunció en diciembre de 2019, al referirse a la deuda: «Cada dólar que se pague es más recesión para Argentina». Y el 26 de agosto último, ante la comisión parlamentaria bicameral, agregó: «La deuda en moneda extranjera es un ataque a la capacidad de implementar políticas públicas«. Esta semana, el tribunal oral federal 8 absolvió a Cristina y a muchos de los funcionarios que la acompañaron en la presidencia en la causa por el memorándum de entendimiento con Irán, por inexistencia de delito. Los mismos buitres financiaron la vida regalada del fiscal general Natalio A. Nisman, a quien le depositaron 282.000 dólares en una cuenta en Colonia, Uruguay, una guarida fiscal que en el lenguaje eufemístico de la OCDE se denomina «Zona Gris», porque fue el ariete de la embestida contra CFK, que ahora el TOF 8 clausuró.
En su primer mensaje a la Asamblea Legislativa, Alberto Fernández anunció que había pedido al Banco Central un informe sobre quiénes habían sacado del país el dinero que reclaman los acreedores externos. "Nunca más la puerta giratoria de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada a su paso", dijo el 1° de marzo de 2020. Cuando recibió el informe, en mayo de ese año, pudo constatar que entre las empresas que habían comprado dólares para atesoramiento figuraban en lugar destacado algunas de las que monopolizan los mercados de alimentos populares, como el azúcar, la leche y el aceite y se oponen a cualquier regulación estatal, así como al etiquetado frontal de alimentos para que cada cual sepa qué se lleva a la boca. La realidad se conoce bien. Lo que falta es transformarla. Sólo será posible si las energías que se movilizan en estos días peronistas apuntan más allá del 14 de noviembre, a formular y respaldar decisiones políticas que beneficien al conjunto del pueblo y que sin dudas provocarán reacciones destempladas de los intereses afectados, tanto internos como externos, al estilo de las que, por haberse atrevido, padeció y resistió Cristina. La designación de Roberto Feletti como Secretario de Comercio va en esa dirección.