"Cuando la gota rebalsa el vaso, cuando se rompe un dique, usted no sabe para qué lado sale el agua”. En 1992, las filtraciones ahogaron a Ricardo Barreda, quien asesinó a balazos a su esposa, sus hijas y su suegra. Hace una semana, la Sala I de la Cámara Penal de La Plata decidió otorgarle la libertad condicional por considerar que el cómputo de tiempo transcurrido en prisión "excedía" el de la condena impuesta.
El odontólogo vive en Belgrano, en el departamento de Berta "Pochi" André, su novia a quien conoció en prisión. Al salir de su casa, Barreda contó cómo es su nueva vida fuera de la cárcel. “La libertad es el estado natural del individuo. No sé lo que piensa la gente de mí, pero mis vecinos me recibieron perfectamente", dijo en declaraciones a Canal 26 y agregó: “Cuando la justicia es lenta no es justicia”.
Barreda había dicho que la suegra era el "elemento disyuntor" y aseguró que "no pasa un día sin recordar lo que pasó". Sin embargo, aclaró: “Siempre voy a estar arrepentido. No tengo que andar diciéndolo por todos lados, es una cosa que siento. Van a pasar años y me voy a seguir sintiendo igual”.
Una de las primeras cosas que dijo el odontólogo era que quería ir a la cancha a ver a Estudiantes. Entonces, después de la derrota del Pincha contra Boca, mostró su tristeza. “Hoy estoy mal porque el domingo perdió Estudiantes, pero aclaro que no soy fanático de nada y menos fanático religioso. Siempre me levanto temprano, luego tomo mate, salgo a caminar por el barrio y hago las compras. Esta mañana fui al hospital y ahora estoy yendo a visitar a un amigo”, comentó.
Cuando las luces de las cámaras se apagan y deja de ser el centro de las noticias, el hombre que mató a toda su familia vuelve a su vida fuera de la cárcel.
5 de abril de 2011