Corría 1979 y Giorgio Moroder le daba los toques finales a la banda sonora de Gigoló americano, film que se estrenaría un año después bajo la dirección y guión de Paul Schrader y con un jovencísimo Richard Gere en su primer papel protagónico.
Fiel a su costumbre, el experimentado productor y compositor italiano deseaba una voz femenina para el tema principal de la película. Tras la negativa de Stevie Nicks, de Fleetwood Mac, Moroder puso el foco en Debbie Harry , quien, al frente de Blondie , disfrutaba de un momento de esplendor gracias al éxito de los álbumes Parallel Lines (1978) e Eat to the Beat (1979). Y una seguidilla de hits irresistibles como "Hanging on the Telephone", "One Way or Another", "Sunday Girl" y, en especial, "Heart of Glass" y "Atomic".
Harry aceptó el desafío, le dio una forma más acabada a la melodía y escribió una letra llamada "Call Me" sobre un primigenio bosquejo instrumental cuyo título original era "Man Machine". Poco tiempo después, la banda grabó la canción en cuestión producida por el propio Moroder para sonar sobre los títulos iniciales del film y durante las primeras imágenes del acompañante masculino Julian Kaye (el personaje de Gere) conduciendo un descapotable por las calles de Los Ángeles.
A pesar de la moderada recepción a Gigoló americano de parte de la crítica especializada y el público, "Call Me" fue un verdadero suceso, encabezando los rankings de simples tanto de Estados Unidos como del Reino Unido y transformándose en el cuarto número 1 en la carrera del grupo. Estuvo en el primer puesto de los charts durante seis semanas consecutivas, en el segundo lugar a lo largo de cuatro semanas y obtuvo un disco de oro. Inclusive, veinticinco años después de su lanzamiento original, "Call Me" apareció en el puesto 283 del listado publicado por la revista Rolling Stone sobre las 500 mejores canciones de todos los tiempos.
La exquisita combinación de los clásicos sintetizadores de Moroder (considerado el "padre" del euro disco) con la impronta new wave de las guitarras características, el pulso bailable típico de Blondie y el sensual registro vocal de Debbie Harry resultaron irresistibles para el público a ambos lados del Atlántico y era número puesto en todas las discotecas del planeta. Con el objeto de captar la atención de audiencias más allá de los Estados Unidos e Inglaterra, en el puente de la versión original puede escucharse a Harry diciendo "Call Me" en italiano ("Amore, chiamami") y en francés ("Mon Cheri, appelle-moi"), además de una versión completa en español, titulada "Llámame", destinada al mercado latinoamericano e incluida en el compilado de rarezas Blonde and Beyond (1993). Algunos años antes, más precisamente en 1988, se lanzó una versión remezclada, a cargo de Ben Liebrand, en el álbum de remixes de Blondie Once More into the Bleach, mientras que en 2001 apareció una versión extendida del mismo en una reedición del disco Autoamerican.
Como ocurre con la mayoría de los temas tremendamente populares a escala internacional, resulta muy común que muy pronto comiencen a a proliferar covers y remakes de otros artistas. Y "Call Me" no fue la excepción. Pocos meses después de su lanzamiento original en febrero de 1980, el reconocido personaje de dibujos animados Alvin y las Ardillas grabó su particular versión del tema en Chipmunk punk, un álbum de grandes éxitos del momento destinado al público infantil.
Trasladándonos un poco más en el tiempo, llegamos a 2009. En aquel año, por un lado Franz Ferdinand sorprendió a sus fans interpretando de manera sorpresiva el hit de Blondie con un toque más rockero en algunos de los conciertos de su gira mundial, dejando en evidencia, por si era necesario, sus influencias y sus vínculos más que aceitados con la new wave y el punk funk. Y por otro, la agrupación de metal-core In This Moment registró una poderosa versión de la canción que apareció en la edición especial de su segundo álbum de estudio bautizado The Dream, The Ultra Violet Edition.
Finalmente, en 2010, "Call Me" volvió a sonar de la mano de una versión en tiempo de música disco interpretada a dúo por Samantha Fox y Sabrina Salerno, dos pulposas divas del pop de los ochenta en un fallido intento por recuperar algo de su efímera fama. Y la demostración cabal de que algunas canciones, como esta gran colaboración entre Blondie y Giorgio Moroder, resisten el paso del tiempo en sus imbatibles versiones originales. Por eso se los llama clásicos.