El pasado fin de semana un joven de 23 años murió en un hospital de Villa María, Córdoba, por un paro cardiaco provocado por la ingesta de fármacos combinados con alcohol. El cóctel, de efectos letales, forma parte de una nueva forma de drogarse conocida como "La Jarra Loca".En este caso, el resultado fatal recordó a uno similar sucedido a principio de de este año en Ciudadela cuando, enuna fiesta hogareña mezclaron distintas bebidas blancas con los remedios de la abuela del dueño de casa, hipoglucémicos, y murieron 3 jóvenes de entre 18 y 20 años. (Leer
"Desde hace dos años hasta ahora se incrementó el consumo de alcohol con pastillas, principalmente ansiolíticos" explicó Molteni quien explicó que en hospital de La Plata, de los alrededor de 500 pacientes mensuales, el 40% es por poli consumo de alcohol con pastillas."La primera droga es el alcohol, la mayoría cuando ingresa al hospital no lo nombran porque no lo consideran droga, pero es el primero, después marihuana, cocaína, y ansiolíticos, pero en los últimos años las pastillas y sus combinaciones han aumentado mucho en su consumo" explicó el especialista y prosiguió "los jóvenes consiguen las pastillas que mezclan con el alcohol en circuitos ilegales de farmacias, o en sus propios hogares, porque tienen familiares adultos que las consumen".Además los jóvenes comienzan consumiendo pastillas, muchas de venta libre, para estimularse o energizarse a la hora de estudiar, para mantenerse alertas y despabilados para poder concentrarse y estudiar. Pero luego las mezclan con alcohol para intensificar los resultados. Los efectos inmediatos de la "jarra loca" produjo una moda que va en aumento. Tanto, que hasta un grupo cumbiero le dedicó una canción y todo:
"Lo que respecta al alcohol, es cultural e histórico, es la comprensión de que la diversión está en relación directa con el alcohol. El alcohol produce inhibición, es un depresor". A esta perspectiva histórica se le suma las pautas publicitarias que asocian al consumo de bebidas alcohólicas con la diversión y la noche.
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"Los jóvenes mezclan en búsqueda del exceso, para tener sensaciones recargadas. Ante la falta de límites, buscan el exceso. Pero realmente no tienen tanta conciencia de lo que les puede pasar, sino que responden a grupos de pertenencia y a hábitos compartidos" sentenció Molteni.La combinación de estas sustancias resulta altamente perjudicial para la salud de quién lo consume, además de colocar al consumidor en un estado de sopor suficiente como para hacer cosas que de forma conciente no se animaría, hasta incurrir en delitos, y de los cuales, pasado el efecto de la mezcla, no se acuerda. "la necesidad de consumir también habla de un problema, de una persona que necesita estimulantes para cambiar su estado de animo" finalizó el especialista.